domingo, 25 de mayo de 2008

Die Kunst des Lebens

Hoy se cumple un año desde que llegué a Alemania. Muchas cosas pasaron aquí y muchas otras están por pasar, y cada una de esas cosas son recuerdos inolvidables para mi. Y por eso este post puede ser largo.

Alemania me gusta, esa es die Hauptsache. Me gusta el orden, la seguridad, la tranquilidad, el respeto al espacio ajeno, y todas esas cosas que involucran individualidad. Llegar a una ciudad nueva, en un país nuevo, con un idioma nuevo es una aventura indescriptible y la aventura es más linda cuando caminas sola y no hay nadie para guiarte, aunque al inicio haya en tu barriga ansiedad y miedo y ganas de hacer tus maletas y volverte de inmediato. El descubrimiento para mi fue y sigue siendo total: los caminos, los horarios, las tiendas, los protocolos, los modales, las frases que expresan algo que tu querías decir hace tiempo y nadie te dijo cómo se decía, ("die Türen öffnen links" cuánto tiempo me tomó entender algo tan simple!), los nombres de los condimentos en alemán, un gimnasio bueno, las ciclovías, los lagos, amigos del mundo entero, nuevas ciudades, nuevas formas de viajar, hacer un fondue, hacer un asado en un parque, beber una cerveza en una playita artificial en el octavo piso de un edificio, las fiestas, perder el miedo, ganar seguridad, son muchas cosas lindas! Es demasiada cosa buena y toda junta en un solo año.

Pero no todo es color de rosa, porque también hay momentos de soledad y tristeza y ansiedad y desesperanza. La vida fácil que llevo aquí no es para siempre. Yo se que esa facilidad, esa pseudo-vacación va a terminar y habrá que enfrentarse otra vez al mundo real. Y Alemania tampoco es perfecta. Un día le dije a una amiga por chat que aun no consideraba haberme relacionado satisfactoriamente con los alemanes, porque tengo pocos amigos y en verdad creo que ellos no se sienten mis amigos y yo todavía me siento como un bicho raro a veces. Hay una gran diferencia entre un alemán que salió de Alemania y vivió en un país "en desarrollo" y uno que solo conoce Europa. El entendimiento del mundo se amplía también para los europeos cuando conocen Sudamérica, Asia o África. La competencia intercultural no la ganan solamente aquellos que vienen "a vivir la experiencia", sino también aquellos que salen de aquí y la experiencia puede ser tan deslumbrante como la mía. Y eso se mira cuando uno llega y lo vive. Y hay que saber que los conceptos que uno maneja cuando aún no ha llegado y los sueños y expectativas que cultiva pueden no materializarse y en ese trayecto además pueden perderse muchas cosas valiosas que ya se tenían. Y uno se pone triste.

Un problema que creo tienen todas las personas que llegan a un mundo en un idioma nuevo es la adaptación cultural. Yo hablo español y cuando hablo con alguien que tiene como lengua materna mi idioma, soy capaz de determinar o formar una idea de quién es la persona: por su forma de hablar, por sus temas de conversación, por los errores que comete al hablar, me doy cuenta si es culta, me doy cuenta si tiene algún tipo de formación, si no. Puedo hasta imaginar a su familia. Puedo saber si es alegre, o si es una persona solitaria. Puedo saber si le gusto, o si le llego. Cuando uno habla un idioma captura en el medio aquello que es necesario para relacionarse: información. Yo de los alemanes capturo en promedio el 80% de lo que hablan cuando hablan solo conmigo (las bromas no las entiendo, primero por el idioma, luego por el humor) o entiendo menos del 50% cuando los interlocutores somos otros alemanes y yo. Y si hablo con un obrero o un técnico puedo no entenderle nada. Si se inicia una discusión en clase sobre porqué la pendiente del puente debe determinarse teniendo en cuenta tales o cuáles factores puedo quedarme en la calle y entender solo la pregunta y jamás las posibles respuestas. Y luego debo estudiar en casa para enterarme al 100% de lo que se habló en clase. Pero si la conversación es netamente social, y esta plagada de expresiones y jergas alemanas que aún no conocí, olvídenlo.

Eso me pasa aquí: no se quién es quién y no soy capaz de diferenciarlos. No puedo decir quién es un tipo de verdad inteligente o de verdad burro, si es una persona sensible y de corazón humilde, si tiene miedo, si es de carácter fuerte, o si es de clase media o pobre, o si es rico o muy rico, no se cuáles son las clases sociales, no se cuales son los barrios buenos y cuales son los malos. No se si yo vivo en uno bueno o en uno malo. No se en dónde estoy ubicada. No se cómo me ven: si me ven como una Ausländerin más cuya única riqueza parece ser que es ser latina y hablar español, concepto que me cae como patada en el estómago. Solo se que les gusta mis artesanías y que mi cabello les llama la atención. No conozco a los padres de ningún amigo alemán porque todos ya no viven con sus padres o sus padres viven en otras ciudades. Si yo tengo un amigo en Perú lo más probable es que yo ya haya conocido a sus padres, tíos, primos, novios/as, círculo social, y que el conozca el mío y que mis viejos ya lo hayan invitado a comer y que sus viejos ya me hayan invitado a comer. Aquí no puedo saber quién es quién y quién soy yo en relación al mundo alemán. No se cuál es el periódico bueno, solo se que si el periódico tiene una calata en la portada, de hecho no debe ser una cosa muy informativa. Y si veo a alguien leyéndolo en el tren, se que no debe estar muy informado. No se cuáles son los programas considerados buenos, ni se sobre qué temas importantes se discute en la sociedad alemana (aparte de la economía, claro).

Alemania me gusta, ya he dicho. Pero la miro como una extranjera y la juzgo como una extranjera en tránsito, porque ahora digo que no me quiero quedar, aunque no comprendan porqué. Esa mirada de extranjera es deliciosa, porque no estás involucrado y estás ahí y miras y capturas ideas e impresiones y formas tu propio concepto, que ya es suficientemente rico por el hecho de ser tuyo. Siempre pensé que este era un lugar controversial por su pasado como fue y por su presente como es. Y ahora, in situ, veo a Alemania como una familia no reconciliada en la que el papá golpeaba a la mamá y los hijos sabían y lo permitían, porque no sabían qué hacer y saben hasta hoy que eso pasó y todos tienen miedo de hablar y no hablan. Y ahora los hijos crecieron y el dolor persiste. Pero si alguien quiere hablar en público, debatir, solucionar, perdonar, lo acallan y lo acusan de quebrantar la estabilidad. Eso le pasa a Alemania con el tema del nazismo, la segunda guerra, el holocausto y el orgullo de ser alemán. Y no es justo, porque ya pasó, y si no se puede olvidar, al menos se puede reconciliar.

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde o lo tiene lejos. Eso me pasó literalmente. Hace unos meses alguien me leyó una cita del libro "Fußball: die brasilianische Kunst des Lebens" (Fútbol: el arte brasileño de la vida), que expresa todo aquello que pienso y que lo dice mejor de lo que yo podría decirlo y por eso lo transcribo como está para evitar perder la esencia y luego lo traduzco para que se entienda lo que quiero decir. El autor del libro se llama Alex Bellos, escribió originalmente en inglés y es corresponsal de los diarios ingleses Guardian y Observer. Me atrevo a extender la realidad brasileña a la sudamericana:

Das Interview kommt langsam zu seinem Ende, und ich schließe mein Notizbuch mit den vorbereiteten Fragen. Ich möchte noch von ihm wissen, ob ihn die gegenwärtige Lage in Brasilien, der ständige Kampf um ein wenig mehr Demokratie bedrückt. Und beim Profifußball sieht es ja keineswegs besser aus. Außerhalb des Spielfelds herrscht Korruption, und auf dem Platz müht sich die Nationalmannschaft ab, den hohen Erwartungen der Vergangenheit zu entsprechen. Ist er stolz, Brasilianer zu sein? Emphatisch bejaht er die Frage. "Die brasilianische Kultur -die Mischung der Rassen, unsere Art, die Welt und das Leben zu sehen- ist womöglich unser größter Reichtum. Weil es eine sehr glückliche Kultur ist, muß sie nicht diskriminieren, sie ist frei... schon wahr, das Land ist eine große Desasterzone, aber hier ist auch die Essenz der Menschheit. Wenn die Menschen sich zuviel organisieren, verlieren sie ihre elementaren Eigenschaften, ihre Instinkte, ihre Freuden. Ich denke, dass wir das, was im Leben das Beste ist, noch nicht verloren haben, und deshalb liebe ich Brasilien leidenschaftlich" Trozt aller Probleme? "Wir sind eine neue junge Nation. Ihr habt bereits Jahrhunderte an Geschichte hinter euch, und doch hat die Alte Welt erst wenig mehr als fünfzig Jahren eine gewisse Stabilität. Wir sind gerade erst geboren".

La entrevista llega lentamente a su fin y cierro mi bloc con las preguntas preparadas. Pero todavía quiero saber si a él lo atormenta la realidad en Brasil, la permanente lucha por un poco más de democracia. Y la realidad del fútbol profesional, que no se ve mejor de ninguna forma. Fuera del campo predomina la corrupción y dentro de él, la selección nacional se esfuerza por corresponder a las grandes expectativas del pasado. Está orgulloso de ser brasileño? Animado, él responde a la pregunta. "La cultura brasileña -la mezcla de razas, nuestra forma de ver la vida y el mundo- es posiblemente nuestra riqueza más grande. Porque es una cultura alegre, no debe ser discriminada, ella es libre... y es cierto que el país es una zona de desastre, pero aquí también está la esencia de la humanidad. Cuando las personas se organizan mucho, pierden sus cualidades elementales, sus instintos, sus alegrías. Creo que nosotros no hemos perdido todavía lo mejor de la vida y por eso amo a Brasil con pasión." A pesar de todos los problemas? "Somos una nación joven. El viejo mundo tiene ya detrás muchos siglos de historia y sin embargo tiene un poco menos de cincuenta de años de estabilidad. Y nosotros recién acabamos de nacer."

Queda mucho camino por recorrer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, maravilloso, el arte de la vida, no hay mejores palabras para decirlo. No ser un mundo de clones inanimados, sino de seres humanos...alegres vivos, torpes, erráticos, pero sobre todo alegres, la alegría de vivir no se ha perdido...

Rula Mama dijo...

Hola Mariam!
Como paso el tiempo, ya un anio!!
Buenisima la cita el arte de la vida, totalmente identificada!
Los alemanes son buena gente, pero les falta espontaneidad. Parecen robotitos.
Te dejo un Kuss! algo que jamas ningun teuton te diria (excepto en plan romantico, claro)

carmen dijo...

Desde mi posición siento que maduras, creces y no pierdes tu esencia... aun te queda poco más de la mitad por recorrer... lo importante es que estas conociendo y asimilando para luego tomar la decisión... ¿ah?... ¡que tal!...