lunes, 27 de octubre de 2008

Besuch bei mir

Mira como odio yo las visitas. En este blog se me está saliendo la personalidad maléfica que llevo adentro. Es que no soporto ni ser visita que dure días, ni tener visita que dure días. Sobretodo cuando la casa que uno tiene es con las justas para una misma. Ese es el punto. Desde chiquita me pasa, mi casa era pequeñita y uno tenía que ver a los huéspedes para ir a cualquier lado. Cuando llegaba gente sin avisar, como es típico en Perú y me imagino en toda Sudamérica, me quedaba ansiosa hasta que se iban.

Igual me pasaba cuando mis viejos armaban una jarana (eso fue hasta que tuve como 10 años, luego se calmaron). Me quedaba impaciente hasta que se apagaba la música, se acababa la comida, los tíos se iban y Andrés limpiaba la casa. Sin haber limpiado la casa la ansiedad me quedaba, el desorden y el piso sucio me atormentaban. Lo mismo cuando mis viejos iban a alguna jarana en casa de otros amigos o tíos y me llevaban a mi y a mi hermano. Mi hermano disfrutaba de la visita de una forma que para mi no tenía explicación. Yo, al revés de él, ponía cara de culo hasta que nos íbamos. Ellos me querían hacer dormir con los otros primos en las camas ajenas, pero yo jamás lo logré. He sido así siempre. Y desde ese entonces llevo el estigma de mala visita y mala anfitriona.

No tengo hospitalidad a largo plazo, ni me gusta ser huésped a largo plazo, digamos que dure más de 4 horas. Me acuerdo que una tía mía o vecina o mi abuela, no me acuerdo bien si es que en verdad pasó o lo he soñado, decía que había que parar una escoba de cabeza detrás de una puerta o poner un cuchillo en agua, o alguna huevada de esas que hablan las tías, para forzar a la gente a irse sin tener que botarla uno. Y en una situación desesperada ejecutamos el maleficio mi mamá y yo. En este blog también estoy descubriendo la verdadera personalidad de mi familia.

Pero eso de gustarme estar en mi casa y que en mi casa entren solo personas que conozco bien y con las que me siento bien, lo herede de mi mamá que se esconde cuando llega alguien indeseado sin avisar. Ella es linda. Mi viejo sale y pone cara de yo no he sido, y si he sido no me acuerdo, y despacha muy diplomáticamente al visitante.

Y la mierda es que ahora sólo tengo una puerta y mi viejo no esta acá.

Aggghhh.

lunes, 13 de octubre de 2008

Nunca falta alguien que sobra (*)

Yo odio el mundo corporativo y no confío en la gente que ha hecho un MBA, ni en la que quiere hacer un MBA, y menos si son ingenieros. En realidad confío en pocas personas, pero si hubiera de elegir alguien en quien confiar, de quien asesorarme por decir algo, solo elegiría a uno de aquellos si no hablara mucho. No soporto esa gente.

A pesar que la vida en el mundo ingenieril no es fácil, primero porque es un mundo predominantemente masculino en el que no me siento muy bien, y segundo porque la ingeniería requiere una calificación adicional que por lo general se obtiene con experiencia, nunca en mi vida consideraré hacer un MBA y siempre lo cuestionaré de forma fundamental. Desde que entré en la universidad, la cosa del MBA se volvió una moda. Una especie de revolución o solución a las deficiencias técnicas, un reemplazo de habilidades, una traición a la vocación: si no soy bueno en ingeniería, hago un MBA. Me revolvía la panza. Me suena a darle vuelta a la cosa. Tampoco me acuerdo desde cuando empezaron a proliferar esos programas con énfasis en alguna cosa. Se ha vuelto una especie de cualquieraridad de la profesión, ser un MBA ya no te diferencia, no te distingue más. Yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos lo pueden ser y todos pululan por ahí mostrando su cartelito. Y dentro de esas cosas que yo odio está el Marketing, la Publicidad, la Propaganda y el MANAGEMENT. El Management y yo somos enemigos tenaces e intransigentes. Acaso no es el mal Management o la falta de Management (y de sentido común) una de las causas de la malhadada Finanzkrise?

Me gusta la técnica y sus fundamentos y también quería conocer Europa, por eso elegí la maestría que hago, por eso estoy aquí. Y como ya he dicho en alguna parte de este blog, yo voy a un gimnasio. En el gimnasio hay una banda de colombianos de dimensiones perversas. Son como 8. No me comunico mucho con ellos porque yo hago exclusivamente cycling y cosas cardiovasculares y ellos hacen exclusivamente musculación (para volverse grandotes, ya saben). Y ellos tenían un amigo peruano, para mi mal.

Entonces el amigo peruano me abordó finalmente para presentarse y saludarme o para tasarme, quién sabe, y como siempre resultó ser un dolor.

Me saluda: Hola, María como estas, soy fulano de tal. –el nombre se me borró de inmediato–
Yo: hola fulano de tal, que gusto conocerte, me han hablado de ti, ¿de qué ciudad eres? –que perra, si ya me había dado cuenta hace rato–
Fulano: de Lima ¿y tú?
Yo: de Piura ¿cuánto tiempo que estás acá?
Fulano: ya estoy como 4 años ¿y tú? ¿eres nueva por aquí, no?
Yo: ni tanto, estoy desde junio del año pasado.
Fulano: ahhh, mira tú ¿y que haces acá?
Yo: hago una maestría.
Fulano: ¿en inglés?
Yo: no, en alemán.
Fulano: ¿cómo así? –como si fuera imposible, el muy hijo de su madre–
Yo: bueno pues estudié 10 meses de alemán en Perú y como la beca que tengo incluye curso de idioma y Fachsprache, estudié 9 meses más aquí hasta que hice el DSH y el TestDaF. Y así empecé con la Uni.
Fulano: ah manya igual que yo… pero yo estudié un MBA en la universidad de $*&%$# – qué carajo me habrá dicho– en Pensylvania… ¿y qué estudias flaca? -flaca(!?-
Yo: geotecnia e infraestructura, soy ingeniera civil –para mi mala fortuna–
Fulano: ¿en la Leibniz?
Yo: ajá, ahí mismo
Fulano: ¿y en qué universidad estudiaste en Perú ah?
Yo: en la universidad de Piura ¿y tú? –hasta ahí se le podía tolerar al pata–
Fulano: soy ingeniero industrial de la de Lima –ganz typisch
Yo: lo sospeché desde un principio.
Fulano: ¿ah si? ¿por qué, ah? –léase con el acento típico limeño que solo los no limeños podemos notar–
Yo: por nada, es solo por decir.
Fulano: mira, pero la de Piura tiene un MBA muy bueno también, ¿no?
Yo: pues la verdad no me interesan para nada esos temas. YO SOY TÉCNICA –hinchando el pecho–
Fulano: aaaah manya, y ¿extrañas el Perú?
Yo: si claro… sobretodo la comida y la playa, aparte de mi familia.
Fulano: yo también extraño la playa… pucha, yo bajaba con mis patas todos los días a correr tabla, ahí nomás en Miraflores y bueno eso no hay acá pues –pobre infeliz no sabe lo que es una playa con olas de verdad, con agua caliente de verdad y arena blanca y fina de verdad y sobretodo sin contaminar–
Yo: mira tú, a los dos nos gusta la playa –totalmente decepcionada del tipo–
Fulano: pero te iba a decir que acá hay buenos restaurantes también aaaah –como si yo no lo supiera–
Yo: pues yo tengo economía de estudiante, ¿recuerdas? y solo puedo comer la comida mala de la Mensa o en el turco…
Fulano: aaaah si pues, hay que ver el BUDGET ¿no? –que huevón (!)–
Yo: ¿y como así viniste a parar acá? –ustedes saben que hay que ir a la raíz de las cosas–
Fulano: es que como te dije, yo hice un MBA en la Universidad de $*&%$# en Pensylvania, y me especialicé en Marketing y como mi papa es alemán, yo estudié en el Humboldt en Lima y bueno la VW necesitaba gente que DOMINARA esos temas y que hablara alemán e inglés y bueno así llegué acá… –saquen ustedes sus conclusiones–
Yo: qué super…
Fulano: bueno María, me tengo que ir, un gustazo aaaah… pásate por la sala de máquinas para que me des tu teléfono y así te invito un café un día… ¿cuánto tiempo te vas a quedar? -que YO me pase por la sala de máquinas para darle MI teléfono (!?) y lo que yo tomo me lo pago yo misma huevón!-
Yo: media hora más.
Fulano: ah bueno entonces te espero por ahí.
Yo: si, yo paso –pisa tu jabón y resbala!–

Dios mío, perdónalos porque no saben lo que hacen.





Cuando llegué a Alemania me quede una semana en la casa que alquilaban unos amigos latinos, y pues como nunca faltan, habían dos colombianos (aquí hay colombianos como mala yerba) y ellos me presentaron el Show de Andrés López “La Pelota de Letras”. Me dolía la panza de tanto reír. El tipo del gimnasio es un típico de los del videito de abajo. Si lo pueden conseguir el show completo, no se van a arrepentir!



Oigan lean, aaah!

(*) Mafalda

lunes, 6 de octubre de 2008

Inconformidad

Color de otoño, mis grandes ojos puertaventana,
mis zapatos nuevos, mi joven semblante,
dime, comodidad burguesa,
es la prosperidad cotidiana
falsa forma de felicidad abundante?

Sonidos sombríos emite mi lengua desierta,
desidia perfecta, negligencia constante,
dime, pereza diligente,
no aceptas acaso la oferta
de sublevarte dichosa e inquietante?

Pórticos barrocos, los umbrales de mi corazón,
mi ardiente pasión, mi vehemencia arrogante,
dime, cariño esquivo,
no concibe tu justa razón
la atroz angustia de este amor expectante?

Tiempos agrestes evoca mi memoria provinciana
mi determinación audaz, mi saber ignorante,
dime, existencia silenciosa,
acaso me retas ufana
esquivar transcurrir insignificante?

-Yo-


miércoles, 1 de octubre de 2008

Una sola vez no es costumbre

Soy como un viejito lleno de mañas pero en cuerpo de joven, y rebien mas joven de lo que soy en verdad, para ser (h)(m)odesta, Ud. elige.

Por ejemplo, eso de dormir entre sábanas y no poder dormir de otra forma o no concebir dormir de otra forma. Me refiero a dormir con la cama en este orden: cama, colchón, protector de colchón (cuando hay), sábana de abajo, yo, sábana de arriba, manta térmica o edredón con el bordecito de la sábana de arriba doblado por encima del bordecito del edredón y finalmente, cubrecama, de preferencia de hilo porque es más fresco y más pesado. Las fundas de las almohadas tienen el color de las sábanas y deberían combinar con la cubrecama. Todo el conjunto debe pesar sobre el cuerpo, para poder dormir rico.

O eso de dormir con medias y con pijama que me cubre todo el cuerpo para que el calor del cuerpo no dependa de la cama sino de lo que tengo puesto, o eso de usar los pantalones lo más cerca de la cintura. Y la jarana es que muy pocos o ya nadie los cose así.

O la de lavar la ropa interior y las camisetas, que es otra historia más larga: primero remojarla con sal de soda, enjuagarla, luego lavarla con jabón de Marsella o lo que se le parezca más, terminar sacándole el jabón con detergente y enjuagarla las veces necesarias para sacarle el detergente. Y eso que no digo que en mi casa hay un fogón, si se le puede llamar así, donde hierven las sábanas (que son de algodón) y todos los manteles y secadores de la cocina.

O por ejemplo, eso de usar una colonia cítrica, de sándalo, lavanda o azahar después del baño. Y salir oliendo a sándalo, aunque yo sepa que solo yo siento el olor a sándalo y toda mi ropa huele a sándalo y mi almohada también, pero sin eso no se puede vivir normalmente.

Esas son las mañas que mi mamá me enseñó porque ella hace las cosas así, y por lo que experimento diariamente, esas cosas solo las hacen los viejitos, y con eso no quiero decir que mi mamá sea vieja porque ella ya las hacía así cuando era más joven, pero las mañas seguro que las heredó de mi abuela que ya era vieja, pero hay que decir que siempre es una cosa hereditaria. Hay gente que no hereda nada de eso. Bien por ellos porque esas mañas lo único que hacen es complicar la vida.

Aquí en Alemania ha sido una peregrinación rescatar de alguna forma todo eso e implantarlo de nuevo en mi vida, porque aquí no se duerme entre sábanas, porque aquí la gente no se complica con eso, sino con otras cosas con las que yo no me complico, pero eso ya es tema para otro post. Un set común de ropa de cama incluye una sábana de abajo y un edredón con una funda en la que el edredón se pierde en el medio de la noche y acabas congelado. Punto. Uno va en el medio. Si lo quieres el jueguito de algodón es más caro.

En Alemania tampoco venden “jabón de lavar” por todos lados, no es un producto de necesidad básica como uno lo encuentra en Sudamérica, porque la modernidad ha eliminado el pequeño e insignificante placer del olor a jabón de Marsella, y el detergente, el suavizante y la lavadora han reemplazado el trabajo manual con resultados como me gustan a mí y les aseguro también a los viejitos y les gustaría a ustedes si supieran de lo que hablo. Aquí venden el jabón de Marsella, como Weisse Kernseife, pero es para el cuerpo, no para la ropa (¿?). Y claro lo encontré en Kaufland como cuatro meses después de haber llegado. Además tengo la maña que me parece totalmente justificada de separar la ropa interior de la ropa blanca, de la ropa de colores oscuros, de la ropa de colores claros, de los jeans, de las toallas y de las sábanas, mejor no sigo, lo que hace que la lavada me cueste como 18 euros cada dos semanas y sale de la lavadora con una textura de cartón. Aquí por lo que he visto, la gente que lava en la lavandería en la que yo lavaba y leía (porque ya tengo mi propia lavadora), metía todo junto. Y lo blanco sale gris, celeste o rojo y jamás volverá a ser blanco, ni con tiempo ni con más aguas. Schade.

Además tampoco venden por todos lados colonias cítricas, como las venden en Perú en todas las tiendas, perfumerías y supermercados, allá, un producto básico para la sobrevivencia mía. Yo busqué, busqué y busqué una sección de perfumería que tuviera Agua de Colonia, y no encontré. Solo venden perfumes. Pero el viernes pasado la historia cambió. No se cómo decidí entrar en Schlecker que queda justo al frente de la lavandería en la que también leía, si yo ya me había rendido hace meses, lo juro, pero en ese no había entrado y a mí siempre me quedan residuos de esperanza, o más bien de terquedad, quién sabe. Entonces la mujer que atendía me preguntó que en qué me podía ayudar, y yo le expliqué que buscaba Agua de Colonia, mejor dicho kölnisch Wasser y hasta se lo dije en francés mal pronunciado Eau de Cologne ,claro que me corrigió la pronunciación, no pierden la oportunidad, y me dijo que tut mir Leid, que no tenía. Odio el tut mir Leid. Entonces le dije que eran para después del baño y ahí bajo el Espíritu Santo o algo, no se, y me condujo a tres frasquitos de mierda, tres, que estaban en el extremo del estante que exhibía cositas sin relación entre sí. Solo tres frasquitos de mierda, tres, donde jamás los iba a encontrar, si ella no me decía que estaban ahí.

Y es raro que no haya Agua de Colonia en Alemania, si Köln queda en Alemania y por eso se llama Colonia, pues fue inventada ahí. O será que Agua de Colonia en Alemania significa sólo la colonia de Colonia y que solo se hace en Köln? Después uno necesita reflexionar sobre los usos y costumbres de aquí. Concluí o más bien acepté, iluminada por la experiencia de vivir en una residencia en la que el baño siempre estaba vacío (excepto cuando las muchachas de Georgia se maquillaban) y por la falta de colonias de baño normales, que esta gente no es muy llegada al agua. Y bueno, qué se puede hacer, uno se lo niega y se lo niega y piensa que no puede ser, que no puede ser cultural la cosa, pero no se puede tapar el sol con un dedo.

O la costumbre de lavar los platos con un chorro corriente de agua, y esa no es solo mía, ni solo de los viejos, es de todos los que yo conocía antes de cruzar el charco. Yo pensaba que esa era la única forma de lavar los platos. Pero un día normal, todo cambió. Ahora evito tomar agua o comer algo en el WG de un alemán si no he visto cómo lava los platos, porque aquí muchos, sino casi todos, hay que dar el beneficio de la duda, acumulan una cantidad suficiente de platos sucios por días y los lavan metiéndolos en una tina (si no tuvieran lavador de platos automático super-hiper-ahorrador), y en esa agua los enjabonan y escobillan, y algunos, por no decir todos, porque que hay que dar el beneficio de la duda, los sacan ASI y los secan y luego se sirven su comida AHÍ y comen. Y que comen? Productos BIO con detergente. Otros, no muchos pero quizá algunos, quién sabe, porque hay que dar el beneficio de la duda –insisto–, los enjuagan para sacarles el detergente, pero uno nunca sabe. Entonces toda esa macana de comer BIO y que yo compro solo BIO y que lo BIO es mejor, y que es más caro, porque es más saludable y ayuda a proteger el medio ambiente, y todo ese rollo que me tiene genervt, tiene sentido cuando todo el esfuerzo de comer BIO y saludable y protector del medio ambiente se va a la mi…na al comer el detergente? Digo, te contaminas tú, que eres parte del ambiente también. Oder?

Y eso que no hablo del rollo de la plata, porque ese también es un temón, pero para otro post.

Que alguien me explique.