jueves, 29 de octubre de 2009

Dialogorientiert (2) (*)

Seguimos con la racha de diálogos entre alemanes y extranjeros que no llegan a ser comprendidos por mi. Post catársico, lectores sensibles abstenerse. Gracias.


Uno:

Este caso sucede en el instituto en el que estudio y “trabajo”. Estoy con mi asesora de tesis conversando sobre uno de los últimos capítulos y entra un
Mitarbeiter. Queda solo un mes para la entrega. Nota: a la gente aquí le gusta dejar claro que son super trabajadores, que se rompen el lomo y se sacrifican por el dinero que ganan y se quejan siempre que tienen mucho que hacer y que no tienen tiempo para nada más y que el trabajo les consume la vida.

Mariam: mañana por la mañana paso por la biblioteca y busco el libro... es que este fin de semana me quedo en Hannover.
Betreuerin: ¿todo el finde?
Mariam: No, solo hasta mañana
Betreuerin: ¿ah sí?... ¿y eso por qué?
Mariam: es que este fin de semana voy a hacer mucha fiesta...
Mitarbeiter: tú no deberías decir eso a tu asesora... (nadie le dio vela en el entierro, pero él se metió)
Mariam: ¿ah no? ¿y por qué no?
Mitarbeiter: porque tienes que escribir tu Masterarbeit (ajá ¿y?)
Betreuerin: no te preocupes, a mi si me lo puedes decir, porque yo soy nett... (¡felicidades!)
Mariam: pero yo lo comentaría igual con todo el mundo, incluso con
Herr Direktor...
Betreuerin: ah si... ¿por qué?
Mariam: ¿y por qué no? ¡si es la verdad!

(y es MI fin de semana y yo hago lo que me canta)


Otro:

Estamos en una fiesta de amigo-embajador-cultural que dice ser
verde y comprender y respetar a todos los hombres del planeta (¿?). La fiesta ya acabó y todos se están despidiendo. Amigo-Ken de amigo-embajador-cultural tiene auto. Amiga vive lejos. Amigo-Ken de amigo-embajador-cultural ofrece a amiga llevarla a su casa.

Amigo-Ken: si quieres te llevo a tu casa.
Amiga (haciéndose la díficil pero bien que quería jeje): no gracias, no te preocupes, no te quiero molestar... (¡molesta con confianza!)
Amigo-Ken: si no quieres, no hay problema, no te puedo obligar... (podría haber dicho “lo hago con gusto” o algo mas cortés)
Amiga: es que ya me mudé y no vivo de camino a tu casa...
Amigo-Ken:
ok, mir ist egal

Amiga y yo nos miramos y mejor nos rematamos de risa. Amigo-Ken nos mira raro y creo que piensa que estamos locas.


Otro:

Amiga-peruana con esposo-alemán organiza una fiesta peruana por fiestas patrias. Me llama para que vaya desde la mañana y la ayude a preparar la comida que se va a servir en la fiesta. Cocinamos como para un comedor popular toda la mañana, pelamos papas, deshilachamos pollo cocido, y hacemos ají de gallina, papa a la huancaína y causa rellena. A las 4 de la tarde acabamos con todo el ajetreo y los invitados están citados a las 17:30 y como son 70% alemanes se puede esperar que van a llegar a la hora acordada. Nos vamos a bañar, nos secamos el cabello, nos vestimos, nos maquillamos, hasta quedar primorosas, hermosas y buenas “esposas”, como dos flores frescas.

Amiga peruana le pregunta a esposo-alemán: amor, ¿cómo nos vemos?
Esposo-alemán: cansadas

A mi me da un ataque de risa. Esposo-alemán no entiende nada.


Otro:

Esta es con el único Tandempartner-Alt-Punker-tatuado-en-todas-las-partes-visibles-del-cuerpo que me ha resultado verdaderamente un
Tandempartner. Muchos otros solo andaban buscando conocer mujeres y usan la excusa de aprender español para conocer latinas (y posteriormente agarrarlas si tuvieran la posibilidad), venir a las fiestas latinas que por lo general son un despelote descomunal o entrar de alguna forma en contacto con el grupete latino. Estoy cansada de esos. Zielorientierter Tandempartner-Alt-Punker me esta ayudando a escribir correctamente mi ridiculum vitae en alemán.

Alt-Punker: yo soy ingeniero de blablabla y gano 2800 neto, 2300 bruto (que se yo, me dijo los números... aquí no es desagradable hablar de sueldo, de cuanto te cuesta el alquiler del piso, o las vacaciones buceando en Bali, o lo que sea, porque todos hablan de eso o te preguntan sobre eso)
Mariam: ... (¡felicidades!)
Alt-Punker: du bist keine Putzfrau y por eso debes ganar mas o menos algo similar...
Mariam: ... (gracias por la aclaración, pero limpiar casas no tiene nada de malo sobretodo cuando muchos extranjeros como yo hacen ese trabajo)
Alt-Punker: pero tú eres extranjera así que definitivamente eres más barata que un alemán, así que ganarás menos, tengo que decírtelo, es tut mir Leid... (¡por lo menos alguien me lo dice de frente!)
Mariam: eso ya me lo esperaba, tengo mucho más clara cuál es mi situación aquí...
Alt-Punker: porque tú ya debes saber que los alemanes somos considerados tugendhaft, somos puntuales, precisos, analíticos, benaspruchbar y por eso siempre que he trabajado fuera del país no han hecho diferencias conmigo...
Mariam: me alegro por tí... (¿me alegro?)
Alt-Punker: pero ese no es tu caso,
es tut mir leid...
Mariam: ... (gracias a Dios que no es mi caso!)

Debo aclarar que
Tandempartner-Alt-Punker me cae super bien, al menos no me tiene miedo ja, ja, ja! Si quito todas las situaciones bizarras que me toca compartir con él nuestra relación es bastante aceptable dentro de los protocolos culturales que se tienen que respetar.


Otro:

Estoy cansada de explicarle a la gente que el hecho de venir de un país en desarrollo -si usamos la palabra
polite-, o subdesarrollado -si adoptamos la palabra sincera-, no quiere decir que por estar en un país del *primer* mundo uno pueda llegar a sentir que se libró de algo malo, o que nunca más quiera volver a su lugar de origen aunque el lugar sea inseguro y maten a la gente, o haya narcotráfico o prostitución, informalidad y todo eso que allá existe y con lo que antes solíamos convivir sin problemas. Piensan que el hecho de estar viviendo aquí debería ser valorado como un tipo de estado de gracia. No comprenden que algunos de nosotros teníamos allá muchísimas más comodidades. Que podíamos subirnos a un taxi cuando nos pegaba la gana o que podíamos pagarnos un restaurante bueno un par de veces al mes o que podíamos ir a la playa todo el verano o que cada 15 días venía un señor a limpiarnos el departamento. Porque aquí todos esos pequeños lujos burgueses se nos acabaron. Cambiamos los lujos de dentro de casa por una realidad fuera de casa (un país más *seguro*, limpio y ordenado). No comprenden que allá no todos son pobres, de hecho la mayoría de nosotros somos más pobres que ellos, pero no en calidad de vida. ¿Cómo se los explico?

Amigo-super-ahorrador,
Freund y yo nos encontramos en la ciudad para caminar por la ribera del río (¡qué divertido!). Freund tiene hambre y no entiende nada acerca de reprimirse con los pequeños gustos. En el camino al río vemos un restaurante turco y nos metemos para pedirnos un Dönner (solo un Dönner!) y una cerveza para cada uno... Amigo-super-ahorrador no pide nada (nunca pide nada o siempre pide lo más barato, lo juro y no lo puedo comprender). Amigo-super-ahorrador jamás había pisado Sudamérica. Amigo-super-ahorrador pisó Sudamérica luego de un tiempo, pero la cosa no mejoró nada.

Amigo-super-ahorrador le dice a
Freund: Pero cómo te estas comprando un Dönner! Deberías ahorrar el dinero! Mientras en tu país la gente esta muriéndose de hambre tú estas aquí comprándote un Dönner! (juro que digo la verdad, sino que me parta un rayo)
Freund: ¿pero porqué no? si trabajo 40 horas a la semana y gano un sueldo, puedo disponerlo como me guste...
Amigo-super-ahorrador serio y reflexivo: pienso que deberían comer en casa y ahorrar el dinero... (pero estamos hartos de cocinar en la casa...)
Freund sin comprender nada: pero solo es un Dönner y una cerveza... no te das cuenta que aquí nosotros vivimos unter kleinen Verhältnissen!
Amigo-super-ahorrador: pero ustedes no viven como los pobres...
Freund: doch!

Así aprendí a explicarle a la gente que aquí vivo
unter kleinen Verhältnissen.


UPDATE. ME PASÓ ALGO HOY 30.10.2009.

Como siempre que se me acaba toda la comida en el refrigerador me pongo en camino a Aldi a reabastecerme de-los-mismos-productos-de-siempre. Llego a Aldi y empiezo devolviendo las botellas, agarro jugo, agua con gas, agua sin gas, me paso al lado de las frutas, me agarro unos chifles al estilo alemán (dulces), me paso al lado de las verduras, paso. Me paso al lado de las carnes, me agarro unas piernitas de pollo con las que hago la-misma-sopa-de-siempre, luego me paso a los lácteos, me agarro Jogurt sin sabor (que ahora ya me gusta), me agarro Müsli, y de una canasta del centro me agarro Heiße Zitrone para tomar en los días de congestión, antes de dormir, o abrigada hasta el cuello mientras me soplo una película de las que solo a mi me gustan. Me dispongo a irme. Un tipo se me acerca y me pregunta:

der-Typ: disculpe Usted, de dónde sacó die Heiße Zitrone?
Mariam señalando el otro lado del super: von dadrüben...
der-Typ: Danke
Mariam: Bitte.

Llego a la caja y hago mi cola de 15 personas. Veo venir a der-Typ que se instala después de mí. Paso por la caja, pago, lleno mi mochila de las compras y una bolsita de tocuyo. Salgo de Aldi y me paso al otro super que está al lado. Ahí compro zanahorias, poros, trigo y una crema para el cuerpo. Me encuentro de nuevo con der-Typ. No pienso nada. Der-Typ mira mi Korb y me dice:

der-Typ: ¡ah! ¡va a cocinar sopa de pollo!
Mariam: ...sí... (¿y éste cómo sabe?)
der-Typ: ...es rica... ¿no?
Mariam: ...sí... (y sonriendo me alejo lentamente lo más diplomáticamente que puedo)
der-Typ: ... ha comprado piernitas de pollo ¿no?
Mariam: ...sí... bei Aldi...

Empiezo a tener miedo porque pienso que el tipo se fijó en todo lo que compré. Pienso que me está siguiendo. Intento salir lo más rápido que puedo del lugar y me pongo en la caja. Der-Typ viene de nuevo atrás de mi y se instala para esperar su turno. Me hace conversación una vez más:

der-Typ mirando la cajita de trigo que me compre: ¿y qué es eso?
Mariam: Dinkel
der-Typ: ach so... ¡qué saludable es usted!
Mariam: ...lo intento...

Paso por la caja, pago y me quito lo mas rápido que puedo. Voy caminando a una velocidad endemoniada porque hoy justo se me ocurrió venir a pie porque el aire frío en la bicicleta me reseca mucho la piel. Ya estoy saliendo del estacionamiento y escucho:

der-Typ: Hallo! Hallo!

Camino lo más rápido que puedo. Siento alguien correr detrás de mi. Pienso que estoy perdida.

der-Typ se me acerca y yo me volteo: disculpe, ¿no quiere que la lleve en mi auto? Veo que su mochila está muy pesada... mi auto esta ahí...
Mariam: ... (en shock)
der-Typ: oder lieber nicht?
Mariam: lieber nicht, danke... yo vivo cerca de acá... (pensando que por ahí éste me descuartiza y riega mis partes por la carretera)
der-Typ: Sind Sie Student?
Mariam: ja...
der-Typ: ¿y qué estudia?
Mariam: Bauingenieurwesen...
der-Typ: wow!
Mariam: ...
der-Typ: bueno podríamos ir a tomar un café...
Mariam a punto de salir corriendo despavorida: gracias, pero mejor en otra oportunidad...
der-Typ: ¿Usted siempre compra por aquí?
Mariam: sí...
der-Typ: pero nunca la había visto...
Mariam: ... (¿quiere que me ponga un cartel?)
der-Typ: ok, entonces hasta la próxima...
Mariam: ok, chau...
der-Typ: Tschüss!

Retomo mi velocidad de fuga. Pienso que el tipo está en su auto siguiéndome para ver dónde vivo. Tengo miedo las cinco cuadras que separan el super de mi casa. Me paro en un semáforo y me esfuerzo para no ver los autos que se paran en rojo a la hora que me toca pasar a mi. Pienso que está siguiéndome todavía.

¿Y ahora qué hago? ¿Y si aparece en el mismo super la próxima vez? ¡¿Tendré que cambiar de super?!

PD. El tipo se veía como de unos 40 años.


Aclaro nuevamente que todas las situaciones suceden en alemán, así que me puedo estar perdiendo de algo.

jueves, 15 de octubre de 2009

Cycling por siempre! (3)

Últimamente ando muy amiga con el Office 2007 y algunos papers escritos incluso antes de que yo naciera. Tengo muchas ideas y ganas de escribir sobre los temas que sí me interesan y hasta podría escribir en este blog un poco acerca de lo que no me interesa (y a lo que lamentablemente me dedico) –esas cosas las escribo por otro lado–, pero no he tenido tiempo. Además me doy cuenta que estoy con más ganas de escribir sobre mis asuntos privados, como se dice “catarsear” un poco, pero en otro blog, en uno sin nombres y sin consideración con los sentimientos de los lectores, lo que a veces me limita un poco. Porque quiera o no, cuando abrí el blog, no pensé mucho en el hecho de que pasado un tiempo iba a querer despotricar públicamente sobre algún acontecimiento personal, como en algunos casos lo he hecho en este blog. Debo reconocer que hasta estaba en contra de hacer del blog un relato de las vanalidades diarias que conforman mi vida, pero hasta eso va cambiando. También me di cuenta, que no me gusta tener una rueca de comentaristas, ni tenerlos porque yo soy comentarista de sus blogs, porque eso significaría que no soy libre y que no me leen porque les gusto, sino porque los leo. El que quiere leer que lea, y el que quiera comentar que lo haga. En resumen, escribo porque me pega la regalada gana.

(Bueno, eso a modo introductorio, ya que he vuelto, una vez más.)

También soy muy amiga con mi bici. No se si los asiduos, defraudados y muchas veces indeseables e identificados lectores de este blog (número que va creciendo con el tiempo) recuerdan que cuando llegué a Alemania me regalaron una bici. Me di cuenta que de alguna forma los viajes, los hospitales, los medios de transporte motorizados y las bicis están planetariamente ligados en mi vida y entre esos tres elementos se producen combinaciones de sucesos que determinan mi transcurrir en este mundo.


Mi primera bici, siempre la llevaré en mi corazón (aunque sonara como matraca)


Por ejemplo:

En el 2008, tuve la genial idea de irme a Darmstadt al Schlossgrabenfest, Hessens größtes Musikfestival, a pasar un par de días con un amigo –como él dice “casi hermano” – que estudió conmigo en la universidad. Pasábamos horas frente a la compu, comíamos en mi casa y hasta mis viejos se divertían, hablábamos de todo y la pasabamos muy bien. Estudiábamos para las prácticas de Análisis Matemático 3 (del que ya me olvidé todo) y después de las prácticas cocinábamos en su casa y veíamos películas, me acuerdo mucho de “Rescatando al Soldado Ryan”, claro las películas tenían que tener mucha sangre, intestinos regados y balas, sino él no las quería ver. Pasé 13 horas en trenes y Ersatzverkehr por las fuertes tormentas que azotaban esos días Alemania antes de llegar en Darmstadt a ver a mi amigo. Ya allí, fui al Wohnheim donde vivía y pasamos unas 10 horas más haciendo parrillada, jugando voley con sus amigos, hablando un poco en varios idiomas y bebiendo cerveza. Después fuimos al tan soñado festival, que fue una borrachera memorable, más para él que para mi, porque yo ya no estoy para esos trotes y porque el tiempo así como el destino son inexorables. Al día siguiente repetimos la historia. Mi cuerpo ya no daba para más, pobre de mí. Regresé a Hannover un lunes, medio abollada y sintiéndome cansada y presintiendo que algo no andaba bien. El martes no aguanté más y fui al hospital por la tarde, me hicieron un pequeño Behandlung (en realidad me “ultrajaron”) y me mandaron a casa con la indicación de que si no mejoraba debía ver un especialista. Obvio que no aguanté y el miércoles fui a ver al especialista a las 8 de la mañana. No me equivoqué porque el doctor me dijo dos palabras mágicas: ausschneiden lassen. Me dijo después algo así: “nuuuun machen Sie sich jetzt auf den Weg ins Krankenhaus” y yo casi me muero en ese mismo momento porque pensé que había escuchado mal. Llegué al hospital, me internaron, y a las 19 horas ya había sido abierta y vuelta a cerrar. A las 20 tenía cinco amigos que me había ido a visitar y todo bien porque el efecto de lo que sea que me inyectaron, me adormeció de la cintura para abajo y sin dolor podía conversar alegremente. La recuperación duró dos semanas. Mi bici se había quedado asegurada el mismo martes frente a la biblioteca, mi a veces segunda casa. Y de ahí se la robaron. No se si se nota la relación: viaje-hospital-bicicleta.

Una vez recuperada y ya que subir en trenes en Hannover lohnt sich nicht (porque más es lo que uno camina para llegar a la estación y al bajar de la estación, que lo que recorre el tren), me puse manos a la obra y me busqué otra bici. Esta vez me la saqué de un Fahrradwerkstatt que tenía una rueca de bicis usadas y económicas. Ya podía andar de nuevo en bici, y la vida volvió a la normalidad.


Mi segunda bici, pocos días antes del accidente, y yo con las rodillas saludables.


(Otro ejemplo:)

Hasta que en el verano del 2009 fui a Italia (otra vez) a achicharrarme bajo el maravilloso sol de la Toscana. Todo bien, verano de verdad, calor de verdad, Stimmung italiana, amigos, y todo lo que uno puede pedir. Regreso a casa: otra vez aviones, trenes y buses. Y claro, después de cuatro días vagando por el mundo, a uno se le se le pudre la comida del refrigerador si no se la come antes de viajar. Me tocó ir al super a reabastecerme. Y cuando regresaba con mis bolsas de tocuyo en la canastita de mi bici me tocó cruzar una maldita esquina. Como buena extranjera que se adapta a las nuevas reglas con facilidad (¿?) me esperé hasta que cambiara a verde la luz del semáforo. Y cuando estaba cruzando como corresponde, me choca un audi negro, deportivo, maravilloso y reluciente (según la descripción de los testigos, porque yo ni lo ví) en la llanta de atrás de la bicicleta y para coronar el error (haberse pasado la luz roja y encima haber atropellado a alguien) se da a la fuga, el muy huevón (lo que no contribuye para nada a mejorar la opinión que tengo de mis Gastgeber).

Resultado: yo en el piso, manos rotas, rodillas rotas, panza adolorida, jean rasgado, compras regadas en el suelo y bicicleta en mal estado. Y lo peor de todo: 50 personas a mi alrededor tratando de levantarme, llamando al Rettungsdienst, llamando a la Polizei, subiéndome a la ambulancia que llegó en menos de tres minutos y anduvo con todo y sirena y luces por la ciudad (me sentía en medio de una película de bajo presupuesto) y los policías tomándome declaraciones: cómo me llamo, de dónde soy, dónde vivo, si estoy de visita, si vivo en la ciudad, si estoy hier gemeldet, si estoy asegurada, todo a la vez ¡un show! Llegamos al hospital y me bajan del ambulancia, me cambian de camilla como hacen en las series de doctores: cuentan uno, dos, tres y me levantan y me meten en una emergencia absolutamente vacía.

Raudos llegan los doctores a mí (uno guapo, uno feo, pero los dos antipáticos). Me hacen todas las preguntas que se les ocurren: si estaba embarazada, si podría estarlo, si estoy segura de lo que digo, si soy alérgica a algo, si tengo vacunas contra el tétanos. Me hacen tomografía, ecografía, rayos x, me inspeccionan la vegija, me curan, me inyectan, me parchan, me sedan, me calman el maldito dolor del impacto, me cortan los pellejos sobrantes, los enfermeros y doctores se cambian los guantes cada dos minutos y los tiran al basurero (¡!), y en la emergencia hay de TODO, excepto enfermos. (Esta experiencia me hizo recordar la vez que fui a una emergencia en un hospital limeño y estaba lleno de enfermos sentados que no alcanzaron camas y camas con enfermos y el doctor me dijo que hasta respirar ese aire era inseguro. Recuerdo que llegó un tipo drogado hasta las manos con la pobre madre tratando de que no se le muriera, él casi inconsciente, la madre llorando suplicante que le salven al hijo y el doctor aburrido de tantas situaciones iguales le tiraba cachetadas sin pena al “enfermo” mientras le preguntaba su nombre y la madre le decía “sálvemelo doctor, sálvemelo!”... el doctor le puso suero y lo dejo sentadito por ahí mientras me tocaba contemplar tanta miseria a mi alrededor). Aparece la Polizei e intenta tomarme de nuevo las declaraciones que no consiguió antes, a ver si ya me acuerdo de algo (sobretodo de la placa del auto, que nadie se preocupó de ver): pero yo no tengo ojos en la espalda, no vi nada y por lo tanto tampoco se nada. Me recupero lentamente del choque, y claro no piso la calle en una semana. Otra vez la relación: viaje-hospital-bicicleta.

Lo peor de todo no fue que quedé ligeramente averiada, sino que el accidente me costó todo el trabajo del mundo a mi sola: hacer un informe para la policía (en alemán), responder un cuestionario para la aseguradora (en alemán), hacer corregir los dos documentos, porque odio los errores gramaticales aunque no sea mi idioma materno, llevar la bicicleta averiada al taller y que me hagan un presupuesto para las reparaciones correspondientes (sabiendo de antemano que no me la iba a reparar nadie porque el causante del accidente decidió fugarse), y pagar yo misma por el presupuesto (sabiendo que ese gasto no me lo iba a devolver nadie), enviar mil cartas con las cuentas del hospital, y recibir e-Mails y llamadas telefónicas presionadoras para que haga lo mas rápido posible todo lo anterior. Cuando yo daba por terminado el trabajo que otro causó por chocarme, me responde la aseguradora que no es suficiente dar como razón del accidente Unvorsichtigkeit des PKW-Fahrers (¿?) y yo me pregunto ¿qué carajo debí decir? ¿que yo tuve la culpa?. Y eso tampoco contribuye a mejorar la opinión que tengo de esta gente, que se cree tan civilizada y perfecta. Pero como yo soy india y terca e incivilizada persistiré en mi razón y no la cambiaré.

Y para continuar con la tradición o vencer el maleficio (lo que suceda primero) me compré otra bici!!


Mi nueva bici! Superior!

Chauuuuuuu!