miércoles, 22 de abril de 2009

Ordnung ist ein Durcheinander, an das man sich gewöhnt hat

En Alemania las cosas están demasiado organizadas, reglamentadas o reguladas por alguien o por algo. Una forma de regular la vida diaria aquí es poner carteles, digamos que es algo cultural que responde a la necesidad de vivir en orden y que me parece lo más. No hay una sola cuadra que no tenga un cartelito. Y según lo que he podido notar hay dos tipos. Uno es el que tiene la función de informar, por ejemplo, los carteles de tránsito o los que están en los lugares públicos, centros comerciales, fotocopiadoras, bibliotecas o universidades y que evitan que se tenga que tener una persona repitiendo dos millones de veces lo mismo hasta el hartazgo, o evitando que se cometan destrozos o que se perjudique la tranquilidad/integridad del prójimo. El segundo es el que tiene la esperanza de terminar con un hecho fastidioso, y que de cierto modo no se asumiría como algo que podría causar molestias, pero en la viña del señor hay de todo y por eso carteles para todos. Este último confía que las personas van obedecer la indicación y dejar de joder de una buena vez en lo posterior.

Muchos carteles son escritos en un lenguaje muy cortés, otros ya no tanto y cada vez que me encuentro con uno curioso, le saco una foto. Y aquí está una recopilación:

Tipo 1. Atención! En invierno no se esparce sal, ni arena - Oficina Distrital Hamburg-Centro.
Este cartelito está en un puente que tiene una escalera que conduce a la ribera del Elba, en el que se puede caminar muy tranquilo y disfrutar del paisaje y del buen tiempo. "Streuen" significa echar sal o arena en las calles congeladas para evitar que la gente se resbale en invierno.


Tipo 1. Los perros no pueden entrar a la playa - Ciudad de Wunstorf.
Con este cartel estoy totalmente de acuerdo. Está en Steinhuder Meer, un lago muy lindo cerca de Hannover en el que hay una islita donde la gente se puede bañar "die Badeinsel", osea la "playa".


Cartel híbrido. Prohibido el ingreso a esta propiedad. Los padres responden por sus hijos.
Este cartel está a la vuelta de mi casa y se ven muchos así, hasta ahora no me queda claro para qué los ponen, porque si no se puede entrar debe ser que adentro no hay nadie!! -ja, ja-


Otro híbrido. Prohibido colocar/amarrar/apoyar bicicletas.
También esta a la vuelta de mi casa en el acceso a una cochera como pueden ver. El tema de las bicis en Alemania es de nunca acabar. Hay muchas. Y yo vivo cerca de Conti-Campus, el edificio donde funciona la Facultad de Humanidades de la Universidad de Hannover, que también es una zona donde funcionan muchos negocios. Los estudiantes y empleados van y vienen en bici, sobretodo en primavera y verano. Y cualquier palo es bueno para dejar la bici.


Notan los rayos de sol :)


Tipo 2. Prohibido colocar/amarrar/apoyar motos y bicicletas. Los propietarios.
Otro cartel anticiclistas.


Tipo 2. Mi verja no es para apoyar bicicletas! J. Girod.
También está por mi casa. La tía se hartó.


Tipo 2. Por favor no dejar propaganda.
Este está en el buzón del correo del edificio en el que vivo. Los sábados me llenan de porquerías el buzón, algunas interesantes, otras no. Solo me sirve la guía de televisión que me dejan. Pero este vecino no debe tener tele! -ja, ja-


Tipo 2. Está terminantemente prohibido alimentar a las palomas.
Este está en el Wurst-Basar, el Bazar de las Salchichas, que queda en una calle central de Hannover. Es muy conocido el amor de los alemanes por los animales y les gusta alimentar/apreciar/acariciar cuánto bicho se les cruza. Las palomas son verdaderamente una molestia en primavera y verano. Aparecen demasiadas y se c*g*n todo! En los lagos también esta prohibido alimentar a los peces.


Tipo 2. (Cartel desesperado) Por favor reduzca su cantidad de basura. Sin cartones, sin botellas, sin basura biológica. Los sacos amarillos-Grüner Punkt se recogen los martes.
Aquí no saber reciclar es la forma nueva de ser analfabeto y los alemanes son los campeones mundiales del reciclaje. Se separa el cartón, que se recoge los jueves; las botellas cuestan y se devuelven en el supermercado y uno recupera la plata que pagó, los vidrios se separan por colores y se depositan en contenedores especiales, la ropa y zapatos viejos o en desuso van en otro contenedor, y los sacos amarillos deben contener todos los productos que puedan ser reutilizados: por ejemplo, los envases de plástico de shampoo, cremas, detergentes, carne, helado; los envases de metal, las hojas de aluminio de la cocina, latas de conserva y todos los tetrapacks. Todo eso lo pueden leer en alemán aquí.


Tipo 2 político. No se cómo traducirlo bien. Dice algo así: No a la seguridad financiera (de recursos, económica) a través de la guerra. Retirarse de la OTAN.
Se discute mucho si Alemania financia o no la producción o venta de armas que llegan a las guerras, calma mi conciencia saber que nuestros países en desarrollo no tienen plata para producirlas/financiarlas.


Tipo 2. A nuestros vecinos y sus invitados: Si nuestro pasillo fuera un tacho de basura, se llamaría tacho de basura y no pasillo... Últimamente se encuentra basura en el pasillo, en las escaleras y en el patio. Por favor deposite su basura en el basurero! Muy agradecidos! La Asociación de inquilinos y propietarios.
Lamentablemente esto sucedió en mi edificio. Y no solo eso, sino que se robaron una bicicleta asegurada del pasillo del sótano. Han llegado a vivir muchas personas extrañas. Dónde vivo Dios?


Tipo 2. Felicidades, Usted ha encontrado el Cuarto MZ 220. De verdad quiere entrar aquí o Usted busca el Aula MZ 1 (MZ -220)? Si es así, regrese al primer piso y de ahí vaya al sótano. Se llega por las escaleras que se encuentran a la izquierda y a la derecha del núcleo del edificio. Éxitos en su búsqueda!
Este es mi favorito, lo encontré tan simpático. Aquí lo normal es tratar de Usted a la gente si no la conoces. Las clases comenzaron hace tres semanas y yo creo que Frau Joch no aguantó más y puso ese cartelito para todo alumno perdido que confundiera la sala -220 con la 220. Un signo hace toda la diferencia y un cartel también!

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En Perú no se estila regular el comportamiento con un cartel, porque lo más probable es que se lleven el cartel, lo pinten o deformen la información escrita, lo que se hace es pintar la pared con la regla a seguir, ya que la pared no se puede llevar con uno. Digamos que el estilo es poner cosas como las siguientes: “todo billete falso sera picado”, “en esta combi todo es chevere: la combi, la musica y el chofer”, “esta casa es suficientemente limpia para ser saludable y suficientemente sucia para ser feliz”, “no arrojar basura”, “prohibido orinar bajo pena de arresto y multa”, “no se fía”, “hoy no fío, mañana sí”, “el que fía no está, salió a cobrar”, “pague con sencillo”, "respete la casa de Dios, no pinte las paredes" y cosas de esas.

Expresión de cultura señores!

Bah, el clima es el problema! -ja!, ja!-

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Ahora la nota climática, que la escribí ayer. Es increíble la euforia que uno vive al iniciarse la primavera. Cuando yo estaba recién aterrizada en Alemania no le daba tanto valor al buen tiempo porque no sabía que significaba “mal tiempo” ya que venía de un sitio en el que eso no existe como concepto. Allá uno sabe que cuando es verano hace un calor del infierno y cuando es invierno hace frío, pero que es soportable. Aquí en Alemania uno sabe que en invierno hace un frío de mierda, y en primavera y verano uno tiene que rogar por que los días sean buenos bzw. que haga calor, que no llueva, que no haya viento que te derrube de la bici, que no haya humedad, usw. Por eso das Wetter es por estos lares un tema de conversación. Al terminar este invierno -el que acabó de pasar fue el peor de todos en 8 años: el lago se congeló, la nieve se volvió hielo y permaneció en hielo por tres semanas- me dio como locura, me dio por salir todos los días, por estar afuera siempre, y hoy ha sido el peor día en lo que va de esta primavera y solo ha llovido un poquito. La vida se vuelve genial, se cambia el humor de la gente, hasta suceden cosas como que me pregunten dos veces en un solo día de dónde vengo. Eso no es normal aquí. En el invierno la gente tiene una cara de “si me miras te pego” y como que no están muy animados a dirigirte la palabra. El clima es la clave de la felicidad!

Bueno sobre eso no quería escribir pero como se me están contagiando los males climáticos de estas latitudes, les dejo el siguiente videito. Se llama “Wenn jetzt Sommer wär” (Si ahora fuera verano), das finde ich super y mi entrenador de cycling puso esa canción hoy, después de poner “Volverte a ver” de Juanes. El humor se refleja hasta en la música del gym y no la puedo dejar de escuchar y cantar!



Und wenn bei dir jetzt gerade Sommer ist und du zu Hause sitzt/und nicht rausgehst, weil du mal wieder vorm TV klebst, dann denke daran/ wenn der Tag dich verliert, dass sich das Wetter ändern wird!!

Schönen Tag noch!

jueves, 9 de abril de 2009

Jedem das seine

A uno se le va la inspiración si no escribe lo que tenía para escribir en el momento en el que las cosas están haciendo efecto en la cabeza.

Me fui a Perú de vacaciones por un mes y ya volví claro, tiempo pasado. Lo más raro es que no me morí de ganas de escribir sobre la experiencia al volver, no se porqué. Mientras estaba allá recibí un correo de una alemana que está viviendo en Perú y que consideró que mi blog sólo relataba las cosas malas que vivo en Alemania, y que ella entendía que yo –así como ella con su experiencia en Perú–, necesitaba meine Erlebnisse zu verarbeiten y claro que me puso a reflexionar. Después me puse a mirar el contenido del blog, a evaluar si su afirmación podría ser la verdad y llegué a la conclusión de que no lo es –ja, ja, qué conveniente!–. Lo que escribo es lo que escucho, lo que vivo diariamente, desde mi punto de vista. La muchacha dijo que yo no debía schlecht machen en un medio público como internet cuando se está zu Gast en otro país, y de cierto modo me dio cargo de conciencia. Pero después volví a reflexionar y me saqué todos los cargos –ja, ja, ja–, le pedí que lea el blog completo y haga un balance sobre lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo. Una de las cosas que le dije es que algunos alemanes se toman las cosas demasiado en serio (más de lo que un peruano/sudamericano promedio que se toma todas las cosas en serio, se lo tomaría, por ejemplo), y que son bastante sensibles a la crítica. Le dije que quién era yo, para que lo que yo opino y escribo fuese tomado así tan formalmente como fuente criticable. Todo este intercambio de correos fue mientras yo disfrutaba del sol y en Alemania caían las últimas nieves. Al regresar, encontré al invierno acabado, luz solar una gran parte del día, encontré que el carutal reverdece, el guamanchito florece y la soga se revienta.

Das Blühen

Primeros rayos de sol en esta primavera!

Al llegar en Alemania asistí a una exposición fotográfica en Hannover sobre Perú y Bolivia, de un fotógrafo de los que abundan en estas latitudes y que se dedican –como yo– a distribuir su opinión –y que no lo hacen gratuitamente, porque se hacen editar libros por los que se paga– y confirmé una vez más que estoy harta del sensacionalismo de cualquier tipo y más de aquel que lucra con la desigualdad y con el subdesarrollo. El tipo había exhibido los peores, peores, pero peores lugares de Lima, los más feos, los más miserables, y el mayor porcentaje de su exposición era de ese tipo. Claro que no faltaba Machu Picchu, Chavín, un poco del Manu, naturaleza salvaje, unos cuantos platos de comida y eso, pero era como que si en Perú no existiera ese porcentaje de gente que vive a duras penas en condiciones más o menos favorables. A mi no me molesta que digan que mi país es un caos, que hay muchísimas personas en extrema pobreza, que hay trabajo y prostitución infantil, que un alemán diga la palabra narcotráfico cuando le menciono de dónde vengo, que en Lima el tránsito vehicular está cada día más endemoniado y uno respira Smog y que estamos todos envenenándonos lentamente, que allá es muy fácil ser robado o estafado, o que se ponga una foto de un poste con 500 cables saliendo en toda dirección cardinal posible, porque esa sí es la verdad. Lo que si me molesta es que no se complete la verdad con su parte positiva y eso falsee un producto que se vende, por el que se paga, y con el que alguien lucra. Entonces que no me vengan a decir que ich mache schlecht. Además aprovecho para desembuchar, ya que estamos en un momento de rebelación, que también estoy en contra de promover tener un Patenkind del tercer mundo poniendo una foto de un niño africano con cara triste y desnutrido bebiendo algo de un vaso azul de plástico en una casucha horrible rodeado de hermanitos/amiguitos en la misma condición. Eso es amarillismo. No se puede llamar a la responsabilidad social a través de una publicidad irresponsable. Pasemos a otro tema.

Como mi casa en Lima está en proceso de ponerse habitable, no tenemos televisor –je, je–, así que me preparé y llevé varias películas para mirar en la compu. La primera película que vi se llama Waltz with Bashir y no voy a contar de que se trata, pero el protragonista no consigue recordar ni lo malo ni lo feo. Y cuando uno extraña creo que pasa mas o menos lo mismo, porque la memoria es selectiva. Uno recuerda la familia, los amigos, el calor de la gente, la comida, el ceviche y los tamales verdes, el clima, el sol, la playa, y esos momentos burgueses que uno no tiene el lujo de tener por estos lares y que otros en mis mismos lares no pueden tener. Y al llegar, lo primero que te recibe es lo feo: el caos vehicular, una hora y media de camino a casa en medio de un tráfico de mierda, el Smog, la bulla, la primera noche el vecino de arriba decide hacer una jarana sin precedentes que no te deja dormir y el vecino de abajo tiene dos perros en su patio de 3 metros cuadrados que lloran también toda la noche porque llueve al estilo limeño y nadie se acuerda de ellos, usw. Adiós tranquilidad, bienvenidos en la ciudad de los reyes.

Lo que más me gusta del Perú que encontré –tampoco es que hayan pasado 25 años– es que hay un proceso de reconciliación con la propia identidad, y me gusta llamarlo o creerlo así. Se oye y baila cumbia en las discotecas más “refinadas” y se decora cada vez más “andinamente”. Y con este boom gastronómico todos andan metiéndose hasta por la nariz las nuevas comidas y tragos novoandinos y se estimula el uso de nombres quechuas. Es cierto que se respira aires de progreso y que parece que la gente tuviera más plata. Pero también es cierto que la cabeza de la gente no ha cambiado tanto como su economía, que la discriminación todavía la experimentan muchos y que nuestra viveza criolla se burla de nosotros mismos.

Después del primer impacto visual que es lo que más se nota/afecta y de los dos o tres primeros días, ya estaba como pez en el agua, había recuperado mi indispensable dominio combístico, estuve ducha para movilizarme sin auto propio y negociar el pasaje por cincuenta céntimos hasta Benavides y hasta para pelearme con el cobrador, hay cosas que nuncan se olvidan. Mi estómago tardó un poco en reconocer antiguas bacterias, claro que después nos hermanamos, y mi piel que no había probado rayo de sol efectivo en 22 meses se insoló, se me hincharon todas las venas visibles del cuerpo por el calor, me intoxiqué con Pisco –ja, ja, ja–, me volvieron a salir las pecas y toda esa serie de eventos terminaron justo cuando ya me tenía que ir.

La anécdota para recordar no sucedió en tierras peruanas, sino holandesas. O tal vez en los dos lados, o en ninguno. En el Duty Free de Lima compré dos botellas de Pisco. Pensaba que si las cosas eran compradas en un Duty Free podían entrar en cualquier aeropuerto del mundo. Pero nosotros los sudamericanos, burriers del planeta por excelencia, no podemos meter en la Unión Europea ningún líquido comprado en un Duty Free de Sudamérica aunque fuese agua bendita del Vaticano. El chico me lo dijo al pagar, pero yo con mi política del que no arriesga no gana, me los llevé igual. Y gané. Solo tuve dos horas para hacer transbordo, y al momento de pasar por el control de embarque no me tocaron policías holandeses con cara de holandeses, sino holandeses descendientes de India y Africa, o de algún lado de esos. Preguntaron a quien pertenecían las botellas, dije que a mí, me preguntaron donde las había comprado, de burra dije que en Lima, me dijeron que no me las podía llevar porque blablabla y todo el rollo, foquiu, mentí, dije que en el Duty Free de Lima no me habían dicho nada al respecto, me dijeron que si lo dijeran nadie compraría, puse cara de perro arrepentido, dije que me las quería llevar por favor señor, me dijeron que me daban la alternativa de irme al counter de KLM y pasarlas por valija, dije que ya no tenía tiempo, me dijo que le diera mi tarjeta de embarque, se la dí, la miró, el holandés hindú le dijo a su amigo el holandés africano que en verdad ya no tenía tiempo, y en ese preciso y bendito momento se desató una histeria entre un viajero y los aduaneros con griterío y todo en la primera banda, cerraron las bandas del medio, vinieron mas policías de refuerzo, yo estaba en la última y menos visible poniéndome los zapatos y un ángel del cielo vino a apoyar mi iniciativa y el policía aprovechó el pánico y me dijo que me dejaba pasar, pero que tapara las botellas con mi abrigo, y que si me me atrapaban a la salida, podían perder su trabajo. Así, llegué a mi puerta de embarque y me subí al vuelo a Hannover con mis dos botellas de pisco acholado y puro quebranta. YUJU!!!!


El protagonista del viaje, aún sellado.


Por detrás

No hay como mi suerte!