martes, 16 de agosto de 2011

El rábano por las hojas

Paso a catarsear.

Hace siete meses que soy empleada de nuevo, situación que ya dije me alegra mucho, por haber encontrado por fin, en medio de mi profesión, un pequeño espacio en el que me siento bien. Voy a trabajar contenta, regreso de trabajar contenta. Es una sensación que experimenté en Lima en contadas ocasiones, donde sentía que la vida era la misma y sin perspectivas de cambio, sin embargo, acepto sin mezquindad que sobreviví gracias a esos trabajos que realicé con toda la calidad que me fue posible brindar.

Me sitúo en el contexto que me impulsa a escribir este post catárquico: yo mujer sudamericana, ingeniera de una sociedad machista a rabiar, a los 22 años el primer título universitario, 5 años de experiencia profesional en diversos países sudamericanos en consultoras peruanas e internacionales (ja), a los 30 una maestría en Alemania y en alemán, una casa y 12 cactus (ja). Esa soy yo. Ninguna Berufseinsteigerin, persona que consiguió todo a punta de esfuerzo y se siente orgullosa en la medida que corresponde, que más bien aprendió a golpes y a porrazos cómo comportarse y relacionarse laboralmente, con los pies bien en el suelo, que sabe que nadie es indispensable pero también que nadie es reemplazable. Y si no fuera todo eso que si soy, vale en las mismas proporciones todo lo que viene a continuación.

El problema: una colega “emancipada”. Ella 30 años, acaba de salir de la universidad, su único estudio, en su primer trabajo (entró tres meses antes que mua) siente que ha logrado la gloria celestial, apenas gana sus primeros suelditos, no pisó afuera de Europa ni una sola vez, a lo mucho puede hablar alemán, muy desubicada, habla por teléfono todo el día, es bullosa y muy chinchosa. Turistão la ha apodado Gesinão en honor a su ex-colega del mismo nombre, de similares características y a quien tuvo que aguantar durante dos largos años y medio de sufrido Mitarbeit.

Respiro profundo y prosigo.

Capítulo primero:

Son los primeros días de trabajo, yo estoy llena de energía y todavía no han habido roces por situaciones laborales. Estoy desarrollando mi primer proyecto, tengo mucho para hacer, necesito coordinar cosas por teléfono a pedido del jefe. Yo odio telefonear en alemán pues me pongo nerviosa y siempre corro el riesgo de no entenderlo todo o conjugar mal los verbos. Quiero hacer la llamada pero no se como se consigue línea:

Mariam: Gesinão, me dices por favor cómo hago para llamar afuera?
Gesinão: ehhh, also... private Anrufe versuche ich von meinem Handy zu machen -si claro, pendeja, ándate a la puta que te parió que me estás enseñando una novedad...-
Mariam: no es un tema privado
Gesinão-quedando-muy-mal-en-medio-de-la-sala: aaah, tienes que presionar cincocincocincosincorriente.
Mariam: gracias

Se la paso y continúo siendo feliz.


Capítulo segundo:

Mis colegas alemanes son una horda enfurecida tomadora de café en cantidades industriales. El café se acabó en el cuarto piso, y baja a nuestro piso (el tercero) un colega y pregunta a Gesinão-conozco-como-funciona-todo-en-esta-empresa si sabe porque no hay café en su piso (?). Pareciera que Gesinão siente un placer inmenso cuando la gente le pregunta dónde se consigue papel higiénico, donde está la aspiradora, cuándo vienen a reponer el agua, cuál es el número del tipo que compone la impresora o cuál es el Durchwahl de Fulaner o Menganer, ya que como telefonea todo el día, se sabe todos los anexos de memoria:

Primer acto:

Pelao: Gesinão, das heilige Getränk café se ha acabado en nuestro piso! Y no encontramos más! ¿Sabes qué ha pasado?
Gesinão-siempre-hilfsbereit: eeeh, no, pero en el segundo piso hay café en la despensa que está a la lado de la cocina que está al frente de la secretaría, abajo de las servilletas de papel de color rosado que están a encima del jabón de manos...
Pelao: ah ok!, gracias -le guiña el ojo, evita la fatiga y se dirige raudamente al cuarto piso-
Gesinão: er ist wieder hochgegangen! -alemanamente indignada-
Silencio fatigoso en la sala.
Gesinão: no entiendo eso, le dije donde estaba el café y se fue de nuevo arriba!
Silencio abrumador en la sala y Gesinão maldiciendo porque Pelao no recogió el café abajo.

Al rato el segundo acto.

Otra colega baja diligente a nuestro piso y se dirige directamente a la secretaria del pueblo:

Colega-desconocida: Gesinão, no hay café arriba! - Dios nos acuda porque el café se acabó...-
Gesinão-arrancándose-las-vestiduras-con-las-muelas: yo la le dije a Pelao que el café está en la despensa que está a la lado de la cocina que está al frente de la secretaría, abajo de las servilletas de papel de color rosado que están a encima del jabón de manos... pero se fue de nuevo arriba, das verstehe ich nicht!
Colega-desconocida: ah ok, danke! - y se dirige presurosa también arriba-
Gesinão: no entiendo eso, todos dejan el trabajo para que lo hagan los otros!
Bienvenida al mundo de la nicht-Gesinidad.


Capítulo tercero:

Mariam: carajo se puso a llover, y no tengo paraguas!
Gesinão: eeeh, bei Rossmann gibt es ganz billig...
Mariam: bis morgen! -ignorándola lo menos que pude, ya que he llegado ayer y no se dónde venden paraguas-
Ojalá que cuando salgas llueva ácido y tu paraguas de Rossmann se derrita.

Capítulo final, el motivo de este post:

Yo, Mariam, ser saludable por excelencia (?) y decisión propia (??), hago deporte en un gimnasio local, por el que tengo que pagar una suma justa de euros. Cuándo recién empecé a trabajar, Gesinão-meto-mi-narizota-en-todo me preguntó, que dónde me iba con la mochila. Podría haber dicho a la mierda, maldita chismosa, no es tu problema, no te importa, no te metas, pero como soy nett, dije que me iba a hacer deporte. Ahí vinieron las preguntas complementarias de rigor, que dónde es que hago deporte, que qué hago, que cuánto me cuesta (infaltable). Y yo podría haber mentido, pero como soy nett o intento serlo al menos por el tiempo en el que duran las buenas relaciones, dije la verdad.

Ahí Gesinão dijo que ella también iba a un gimnasio, porque los alemanes tienen un espíritu de competencia sin límites o de desacreditación de lo que uno hace si ellos no lo hacen o no lo pueden hacer, y agregó la nota financiera a su comentario: que su gimnasio era mucho más barato que el mío. Ah, bueno, dije, a mí me gusta el que tengo y por eso voy ahí hace tres años y medio. Chúpate esa pendejita y ándate a la mierda de paso y no me jodas, tacaña-que-vas-a-un-gimnasio-donde-se-tiene-que-pagar-para-usar-la-ducha, agggh. Al tiempo; digamos; unos dos meses después, nos cuenta nuestra célebre y bien ponderada Gesinão con cara emponzoñada y muchos puntos en contra que no tiene más ganas de ir a su gimnasio y que se iba a meter al mío y se justificó diciendo que era un schönes Ambiente y siempre limpio y con un programa muy variado y blablabla. ¿Perdón? ¿Te cansaste de pagar para usar la ducha? Y yo por la madre que la parió, y ahora cómo fuck me la saco de encima, seguro va a querer ir junto! Agregó que eso solo iba a poder ser en Agosto porque ella estaba en el otro todavía.

Llegó Agosto y contó que se había metido al gimnasio. Pero que se había metido al Club Platinum y que el contrato limitado que había hecho solo le permitía ir al local cerca de su casa. Yo estaba más feliz que lombriz en charco, ya que mi Studio es el del pueblo por el pueblo y para el pueblo (ja) y ella no iba a poder ir a ahí. Empezó a contar que la inscripción costaba 139 euros, que la mensualidad costaba 55 euros y no se cuántos euros más: datos elementales en una conversación alemana, porque aquí no pasan dos minutos sin que tus interlocutores teutones ya empiecen a hablar de plata. Pero el momento de la verdad llegó el jueves pasado a la hora del almuerzo, en medio de cinco alemanes, un griego, una francesa, y esta sudaca, su humilde servidora:

Gesinão: me inscribí en el club Platinum porque en el otro club entrenan diese türkischen Frauen a las que no soporto... -empezamos mal-
Silencio sepulcral en la mesa.
Gesinão: es que ellas tienen su forma de ser y han impuesto su forma en el gimnasio...
Silencio sepulcral continuado.
Mariam: mi gimnasio está lleno de turcas y todas son muy amables, no tenemos problemas...
Gesinão: es que no soporto ver como entrenan con sus velos...
Mariam: es un gimnasio mixto! los hombres no las pueden ver!
Silencio de todos los otros comensales-no-me-meto-en-problemas y Mariam impresionada.
Gesinão: pero estamos en Alemania!
Mariam: pero ellas no son alemanas! -a punto de tirarle una tarántula peluda y venenosa, que la muerda y la deje morir de convulsiones, echando baba por la boca mientras se asfixia lentamente y se pone verde-

Ahí colega-casado-con-sudamericana (!) abre su bocota, no se si para intentar mejorar la situación o para joderla de una buena vez:
Colega-contradictorio: yo tengo la misma situación con mi hija en el jardín de niños... -ah si? que te jodan con un pepino, pedazo de imbécil-
Gesinão: ¿dónde vives?
Colega-contradictorio: junto a la estación Sutanerstraße.
Gesinão: pero ahí está lleno de turcos, ¿por qué no te mudas? Tu hija merece un mejor lugar para vivir! -¿Qué? ¿Acaso estamos en 1939, vamos a ser deportados todos?. Por cierto, Gesinão debería colaborar con el nuevo alquiler-
Colega-contradictorio: si es que la mayoría de niños son turcos... -pero responde la pregunta idiota!-
Gesinão: ¿y las niñas van con velos?
Colega-contradictorio: algunas si...
Gesinão: tu hija no puede crecer viendo eso! -¿ah no? que te jodan con dos pepinos filha da puta-
Mariam-extranjeramente-indignada: ¿cómo puedes decir eso? ¿acaso es un problema que las niñas lleven velo?
Gesinão: inclusive hay algunas niñas que sirven (bedienen) a sus hermanitos hombres! -sí, ese es el problema louca barrida y emancipada-
Mariam-peruanamente-indignada-y-en-horrible-alemán: tú no puedes impedir que ellas vivan de su forma, ellas son musulmanas y tú puedes ayudar respetando y enseñándoles a los otros niños que eso no es errado, sino sólo diferente! -y ya casi muriendo, convulsionando como si a mi me hubiera mordido la tarántula peluda- ¿puedo saber cuál es tu opinión de los niños latinos? ¿que hacen los niños latinos, chinos, africanos que te disgusta?
Gesinão: estoy hablando de las turcas...
Mariam-mundialmente-indignada: si, pero son todas extranjeras y jamás se van a comportar como tú lo haces! -gracias al buen Dios-

Silencio sepulcral en la mesa, el resto de alemanes-no-digo-lo-que-pienso-en-voz-alta, quedaron mudos y Gesinão no continuó más.

Quedé afectada, impresionada, incomodada. Al día siguiente almorcé afuera. Y estos últimos días tengo que arreglármelas para seguir trabajando con Gesinão y con los otros verkleidete Gesinões.

Entonces, personas pacifistas del mundo, el que se sienta incluido es bienvenido, y el que no, con mucha pena, ¿cómo se hace uno cuando choca con situaciones muchas veces manejables en el momento, pero imposibles de procesar después? ¿cómo se hace cuando die Verarbeitung de las emociones y de las situaciones, para encontrar el mensaje positivo, aquello que te sirve para seguir adelante, o descartar el negativo, aquello que no te sirve pero tampoco te importa, no es realizable, porque no es posible? o ¿estoy exagerando?

Es absurdo e inútil hacerles entender a los alemanes quién es una. Ellos tienen en su cabeza lo que la escritora nigeriana Chimamanda Adichie llama “el peligro de una sola historia para definir a los pueblos, a los grupos y a las personas”.

Que si eres mujer sudamericana has venido a Alemania con un marido alemán, o has venido a conseguir un marido alemán y bailas como un trompo.
Que si eres turca musulmana estás desintegrada por andar con velo y sirves a tu marido y a tus hijos, y ahí agregan que no hablas alemán, aunque muchas jóvenes nacidas y crecidas aquí lo hablen.
Que si eres tailandesa, has llegado siendo una mercancía de un viejo jubilado que te compró para que seas su sirvienta en una de las vacaciones que hizo en las playas de tu país.
Que si eres caribeña o brasileña eres puta.
Que si eres iraní eres refugiada.
Que si eres africana, eres aparte de refugiada, analfabeta, y has pasado mucha hambre en la vida y tienes 14 hijos.

Y no es que todo eso que escribo siempre sea mentira, pero tampoco es siempre verdad.

Son incapaces de entender que las mujeres extranjeras (no sólo las sudamericanas, turcas, musulmanas) no son (todas) débiles, sin voluntad, ni fuerza para vivir dentro de, o para romper los límites que sus (a veces machistas) sociedades les han impuesto, que no (todas) son analfabetas y tienen 14 hijos cada una, y que (algunas) sí pueden (y con mucho más esfuerzo de todo el que el ellas han hecho en la vida) cruzar solas las fronteras sin resentimientos y con alegría y tienen además de esa inteligencia práctica y formación académica y cultural que a ellas (muchísimas veces) también les falta en una sociedad en la que dadas las condiciones de desarrollo no deberían faltarles a nadie, un corazón enorme. Hier, ein riesiges Fragezeichen (?). Ellas no entienden, que esas mujeres a pesar de tener todas las circunstancias exageradas, son (casi siempre) capaces de mantener su cualidad de mujer y seguir siendo delicadas, madres y esposas abnegadas y amadas, trabajadoras útiles y vor allem personas felices en la sociedad.

¿Cómo se hace para luchar con el prejuicio de una mujer contra otra mujer? ¿Cómo se hace para decirles “oye tu emancipación femenina te ha llevado a un lugar sin regreso, en tu opción no hay equilibrio”? ¿Por qué (muchas) no pueden incluir en ese movimiento de defensa de la mujer por la mujer, a aquellas mujeres que no se parecen o no quieren parecerse a ellas? Es una nacionalidad, un velo, un cabello planchado y unos aretes grandes y sobre todas las cosas de este mundo una actitud conciliadora (y no frontal y a la defensiva) un impedimento para ser mujer con valor? ¿Tenemos todas que cortarnos el cabello, engordar, salir peleando por el mundo, escupiendo por el piso, caminando como hombres y asumiendo que todo lo que hacemos es bueno y que si (con justicia) se dice que lo que hacemos no es (lo suficientemente) bueno es por machismo?

Yo se que generalizar no está bien, pero tampoco voy a desacreditar mi catarsis, también se que no todo alemán es bestia, y que no toda bestia es alemana, pero como se hace en estos casos para superar las diferencias culturales (¿o son mas bien errores culturales?), para sobrellevar la forma limitada de comprender los problemas del mundo de la gente (que si no es toda, es bastante, sic), de entender que también las otras mujeres musulmanas (con sus velos o sin ellos) son personas valiosas y felices, que el problema no es el velo y que no (sabemos si en verdad) hay un problema ¿cómo se hace para hacerles ver más allá de los límites del plato como ellos mismos lo dicen? A veces no consigo triturar la información y los temas me superan y hasta me deprimen.

Si una mujer está siendo oprimida, es ella misma quien debe reconocer la opresión como opresión. Si una mujer está siendo oprimida, uno debe ayudarla, hacer un esfuerzo por comprenderla y no ponerse en contra de ella y eso vale para todas las sociedades del mundo. Si una mujer se siente oprimida/esclavizada/humillada/desrespetada, también le corresponde a ella poner de su parte para liberarse de aquello que la oprime. Una revolución femenina empieza por una misma, pero no puede tener éxito si los demás, en especial las otras mujeres, sobretodo las ya “emancipadas”, te dan la espalda. Las niñas oprimidas, tienen madres también oprimidas, y es obligación de la sociedad ayudarlas. Pero no siempre todas las mujeres están sintiéndose vejadas, y no es el concepto externo el que cuenta, sino el de ellas propio. Eso se llama respeto.

Yo celebro en una fiesta patronal porque Gesinão abrió su bocota para expresarse. Lo que no celebro, ni respeto, ni un poco es lo que dijo.

¿Quién pelotas soy yo para decirles a ellas que se saquen el velo, que dejen de servir, si a ellas eso las hace felices? ¿Quién soy yo para suponer que su felicidad es falsa o que lo que creen y hacen es errado? ¿Quién soy yo para decirles que tienen que ser como yo? ¿Dónde quedo el ser humano con libre albedrío? ¿No es acaso el libre albedrío también un poco cultural?

Gente, basta de falsas virtuosas libertadoras y feministas que se llenan la boca con sufrimiento y el sudor ajenos!

¿Cómo se hace en este mundo para ser mujer sin adjetivos?