sábado, 9 de febrero de 2008

Born to be wild

Se supone que ahora debería estar haciendo un simulacro de prueba para el Zertifikat Deutsch. Aber die Prüfung ist leider ausgefällen. Entonces puedo postear un poco.

Las clases del semestre de invierno acabaron y eso naturalmente me hace muy feliz pues en esta época un estudiante que no trabaja como yo, tiene una sensación de libertad única. No hay que ir a clase, no hay que levantarse temprano, no hay que pasar cuatro horas por día oyendo a un tío hablar de Wasseraufnahmefähigkeit, ni de Durchlässigkeit, ni de Bodenaustausch o Tiefenverdichtung, correr el riesgo de no entender nada, y terminar el día con sentimientos de frustración. Tampoco hay que aprender a utilizar los verbos técnicos con los que en teoría se tendría que escribir el Masterarbeit, ni hay que describir en 60 minutos con al menos 250 palabras algún procedimiento geotécnico (eso todavía puede ser mas frustante).

Jede Menge de cosas por hacer quedaron atrás, al menos por este semestre. Entonces para celebrar el fin de las clases tenía ganas de hacer un poco de fiesta. Y fui al Philharmonie. Ya había pasado por ahí una vez y había mirado la programación mensual, pero no había encontrado un momento simpático para ir. Entonces me pareció que un lunes por la noche no podía ser tan mala idea. Se tenía previsto una banda, The Sharks, y solo música de los sesenta.

No soy conocedora de la música de esa época ni de otras, pero una idea incompleta si tengo. Ni en Peru ni en Alemania escuché, ni escucho radio, primero porque allá hay cada locutor que me causa vergüenza ajena y segundo porque aquí el concepto de radio es otro y me deprimo.

Tremenda sorpresa que se puede llevar uno al entrar a un pub con música de los sesenta. Yo había imaginado que iba a encontrar una bandita de chiquillos fanáticos de Elvis, Creedence, Stephen Wolf, Lynard Skynard o Chuck Berry en busca de la fama y los amigos de ellos en el público para hacerles barra. Pero no, eran puros Fünzigjähriger, verdaderos sharks y para remate difrazados. Y yo.

Nunca había estado en una fiesta entre tantos tíos alemanes y debo reconocer que me divertí. Inclusive no fueron tan indiferentes como suelen ser y hasta un tiburón avezado me sacó a bailar. Entonces al ritmo de sweet home Alabama/where the skies are so blue/sweet home Alabama/ lord, I'm coming home to you la fiesta terminó como a la una de la madrugada. Claro, los tíos ya estaban cansados. Aquí unas fotitos:

The Sharks al fondo y fánatico de Freddie Mercury

Vean las antenitas de vinil del tío

Yo bailando con un shark

I can climb so high, I never wanna die!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lindo cabello!!! Tan largo y tan sano!
Muy bien ahi, rockeando la pista con el Hai/Shark :D

Anónimo dijo...

ese es uno de mis temas favoritos "borrrnnnn to be willldddd!" me encanta!
es como una escena muy loca verlos bailando esos temasos y con las antenitas hehe
te había perdido, que bueno encontrar to blog de nuevo
un beso