
Frente a la para de los cocaleros el gobierno se ha negado radicalmente a cualquier tipo de acercamiento, conversación o negociación con los huelguistas. A varios días de iniciada la paralización, los cocaleros amenazan con desbordes sociales y culpan al gobierno central por negarse a dialogar.
El Perú, es después de Colombia, el segundo productor de hoja de coca en el mundo, pero hasta 1994 fue el primero por razones históricas y también geográficas. Bolivia es actualmente el tercer productor. Los tres países juntos producen técnicamente TODA la hoja de coca que se utiliza para la elaboración de cocaína en el mundo.
El nivel ecológico para el cultivo del arbusto de coca se encuentra en la ceja de selva, es decir en zonas localizadas entre 800 y 1800 m.s.n.m. La hoja de coca crece en terrenos pobres que no requieren regadío ni tratamientos especiales. Las principales zonas dedicadas a la producción de hoja de coca en el Perú son el Alto, Central y Bajo Huallaga, Aguaytía, Pachitea, Apurimac, y Cusco.

En muchas comunidades andinas los adultos mayores tienen la costumbre de chacchar o piqchar hojas de coca, para lo cual se utilizan cenizas de quinua, cuya cal ayuda a desprender los alcaloides de la hoja. El chacchar coca sirve como estimulante para aliviar estados como la fatiga, el hambre y la sed. La producción de hojas para el consumo es muy pequeña, y su utilización y tratamiento están enmarcados dentro de un campo netamente cultural y antropológico.
La comercialización e industrialización de la hoja están oficialmente controladas por el gobierno peruano mediante la Empresa Nacional de la Coca, ENACO a través de la Ley General de Drogas promulgada en el año 1978, que prohíbe el cultivo de coca y almácigos en nuevas áreas dentro del territorio nacional e incluye los recalces y renovaciones en cultivos existentes. La venta de hoja que se realice al margen de esta empresa, es ilícita.
La producción de hoja de coca en el Perú se redujo desde 1995 de más de 115,000.00 hectáreas de terreno cultivado a menos de 45,000.00 hectáreas en el año 2003, debido a la prolongada caída de los precios y la significativa reducción de la demanda de la hoja y sus derivados. Entre el año 1995 y el la primera mitad de 1998 el precio de la hoja fue inferior a sus costos de producción y esta situación propició el abandono de los cultivos de coca. En toneladas, significa que en el año 1995 se producían más de 180,000.00 ton de hoja y en el año 2003 se producían menos de 45,000.00 ton (fuente ONUDD y CEDRO). Si se hiciera un análisis más profundo, los años de la reducción masiva del cultivo y comercialización de hoja de coca en el Perú coinciden con los años de reducción del terrorismo en nuestro país.
Sin embargo a partir del año 2004 la producción de hoja de coca en el Perú empezó a crecer nuevamente hasta alcanzar más de 50,000.00 hectáreas. En el 2005 la producción llegó a más de 48,000.00 hectáreas (fuente ONUDD).
El cultivo de la hoja de coca en el Perú no ha creado riqueza, ni propiciado el desarrollo de los pueblos dedicados a su cultivo y transformación. El PNUD en su informe anual de desarrollo 2005 muestra que las zonas que se dedican al cultivo y transformación de coca logran ingresos familiares promedio que van desde los S/. 115 hasta los S/. 216. Esto quiere decir que después de 20 o 30 años de actividad, el narcotráfico no ha mejorado las condiciones de vida de los campesinos de las zonas de influencia. El campesino percibe en proporción el 1% del valor que paga el consumidor final.
Hoy el estado pretende erradicar completamente el cultivo de la hoja de coca que se produce en territorio peruano. El plan ideado por el gobierno es sustituir el cultivo de hoja de coca por cultivos alternativos como café, té, cacao, tabaco, palmito o árboles frutales como piña o plátano, etc. Sin embargo, este tipo de cultivos requieren de protección contra plagas, técnicas de cultivo, canales regadío, etc. Y es claro que elegir el cultivo alternativo es también un problema, porque se debe elegir aquel producto que tenga éxito en el mercado nacional. Además se requiere carreteras y vehículos para transportar el nuevo producto alternativo al consumidor final y es claro que el campesino peruano carece de medios para impulsar este tipo de economía agrícola y el estado peruano no tiene presencia en las zonas de influencia para promover la sustitución eficaz de los cultivos. Se requiere capacitación de la mano de obra y la formación de microempresas capaces de comercializar el producto.
Otro detalle importante es que frecuentemente el pequeño campesino cocalero que posee de 3 o 4 hectáreas requeriría en el mejor de los casos el doble del terreno para producir iguales ganancias produciendo arroz. Y para producir una ganancia equivalente a una hectárea de hoja de coca, se requeriría de 9 hectáreas de maíz, 6 de café o 5 de cacao ¿Qué solución se da al pequeño campesino? La hoja de coca sigue siendo la favorita.
El Perú y el peruano en general aceptan el consumo de la hoja de coca por cuestiones tradicionales, pero no aceptan ni promueven el consumo de cocaína. No se puede imponer la erradicación absoluta de los campos de hoja de coca sin un plan adecuado de sustitución de cultivos, que incluya el asesoramiento, el financiamiento y la capacitación a todo nivel de los campesinos. El problema de la hoja de coca se ha enfocado únicamente desde el punto de vista del narcotráfico pero no se ha tenido en cuenta el problema social que hay detrás del cultivo.
He dicho.