jueves, 15 de octubre de 2009

Cycling por siempre! (3)

Últimamente ando muy amiga con el Office 2007 y algunos papers escritos incluso antes de que yo naciera. Tengo muchas ideas y ganas de escribir sobre los temas que sí me interesan y hasta podría escribir en este blog un poco acerca de lo que no me interesa (y a lo que lamentablemente me dedico) –esas cosas las escribo por otro lado–, pero no he tenido tiempo. Además me doy cuenta que estoy con más ganas de escribir sobre mis asuntos privados, como se dice “catarsear” un poco, pero en otro blog, en uno sin nombres y sin consideración con los sentimientos de los lectores, lo que a veces me limita un poco. Porque quiera o no, cuando abrí el blog, no pensé mucho en el hecho de que pasado un tiempo iba a querer despotricar públicamente sobre algún acontecimiento personal, como en algunos casos lo he hecho en este blog. Debo reconocer que hasta estaba en contra de hacer del blog un relato de las vanalidades diarias que conforman mi vida, pero hasta eso va cambiando. También me di cuenta, que no me gusta tener una rueca de comentaristas, ni tenerlos porque yo soy comentarista de sus blogs, porque eso significaría que no soy libre y que no me leen porque les gusto, sino porque los leo. El que quiere leer que lea, y el que quiera comentar que lo haga. En resumen, escribo porque me pega la regalada gana.

(Bueno, eso a modo introductorio, ya que he vuelto, una vez más.)

También soy muy amiga con mi bici. No se si los asiduos, defraudados y muchas veces indeseables e identificados lectores de este blog (número que va creciendo con el tiempo) recuerdan que cuando llegué a Alemania me regalaron una bici. Me di cuenta que de alguna forma los viajes, los hospitales, los medios de transporte motorizados y las bicis están planetariamente ligados en mi vida y entre esos tres elementos se producen combinaciones de sucesos que determinan mi transcurrir en este mundo.


Mi primera bici, siempre la llevaré en mi corazón (aunque sonara como matraca)


Por ejemplo:

En el 2008, tuve la genial idea de irme a Darmstadt al Schlossgrabenfest, Hessens größtes Musikfestival, a pasar un par de días con un amigo –como él dice “casi hermano” – que estudió conmigo en la universidad. Pasábamos horas frente a la compu, comíamos en mi casa y hasta mis viejos se divertían, hablábamos de todo y la pasabamos muy bien. Estudiábamos para las prácticas de Análisis Matemático 3 (del que ya me olvidé todo) y después de las prácticas cocinábamos en su casa y veíamos películas, me acuerdo mucho de “Rescatando al Soldado Ryan”, claro las películas tenían que tener mucha sangre, intestinos regados y balas, sino él no las quería ver. Pasé 13 horas en trenes y Ersatzverkehr por las fuertes tormentas que azotaban esos días Alemania antes de llegar en Darmstadt a ver a mi amigo. Ya allí, fui al Wohnheim donde vivía y pasamos unas 10 horas más haciendo parrillada, jugando voley con sus amigos, hablando un poco en varios idiomas y bebiendo cerveza. Después fuimos al tan soñado festival, que fue una borrachera memorable, más para él que para mi, porque yo ya no estoy para esos trotes y porque el tiempo así como el destino son inexorables. Al día siguiente repetimos la historia. Mi cuerpo ya no daba para más, pobre de mí. Regresé a Hannover un lunes, medio abollada y sintiéndome cansada y presintiendo que algo no andaba bien. El martes no aguanté más y fui al hospital por la tarde, me hicieron un pequeño Behandlung (en realidad me “ultrajaron”) y me mandaron a casa con la indicación de que si no mejoraba debía ver un especialista. Obvio que no aguanté y el miércoles fui a ver al especialista a las 8 de la mañana. No me equivoqué porque el doctor me dijo dos palabras mágicas: ausschneiden lassen. Me dijo después algo así: “nuuuun machen Sie sich jetzt auf den Weg ins Krankenhaus” y yo casi me muero en ese mismo momento porque pensé que había escuchado mal. Llegué al hospital, me internaron, y a las 19 horas ya había sido abierta y vuelta a cerrar. A las 20 tenía cinco amigos que me había ido a visitar y todo bien porque el efecto de lo que sea que me inyectaron, me adormeció de la cintura para abajo y sin dolor podía conversar alegremente. La recuperación duró dos semanas. Mi bici se había quedado asegurada el mismo martes frente a la biblioteca, mi a veces segunda casa. Y de ahí se la robaron. No se si se nota la relación: viaje-hospital-bicicleta.

Una vez recuperada y ya que subir en trenes en Hannover lohnt sich nicht (porque más es lo que uno camina para llegar a la estación y al bajar de la estación, que lo que recorre el tren), me puse manos a la obra y me busqué otra bici. Esta vez me la saqué de un Fahrradwerkstatt que tenía una rueca de bicis usadas y económicas. Ya podía andar de nuevo en bici, y la vida volvió a la normalidad.


Mi segunda bici, pocos días antes del accidente, y yo con las rodillas saludables.


(Otro ejemplo:)

Hasta que en el verano del 2009 fui a Italia (otra vez) a achicharrarme bajo el maravilloso sol de la Toscana. Todo bien, verano de verdad, calor de verdad, Stimmung italiana, amigos, y todo lo que uno puede pedir. Regreso a casa: otra vez aviones, trenes y buses. Y claro, después de cuatro días vagando por el mundo, a uno se le se le pudre la comida del refrigerador si no se la come antes de viajar. Me tocó ir al super a reabastecerme. Y cuando regresaba con mis bolsas de tocuyo en la canastita de mi bici me tocó cruzar una maldita esquina. Como buena extranjera que se adapta a las nuevas reglas con facilidad (¿?) me esperé hasta que cambiara a verde la luz del semáforo. Y cuando estaba cruzando como corresponde, me choca un audi negro, deportivo, maravilloso y reluciente (según la descripción de los testigos, porque yo ni lo ví) en la llanta de atrás de la bicicleta y para coronar el error (haberse pasado la luz roja y encima haber atropellado a alguien) se da a la fuga, el muy huevón (lo que no contribuye para nada a mejorar la opinión que tengo de mis Gastgeber).

Resultado: yo en el piso, manos rotas, rodillas rotas, panza adolorida, jean rasgado, compras regadas en el suelo y bicicleta en mal estado. Y lo peor de todo: 50 personas a mi alrededor tratando de levantarme, llamando al Rettungsdienst, llamando a la Polizei, subiéndome a la ambulancia que llegó en menos de tres minutos y anduvo con todo y sirena y luces por la ciudad (me sentía en medio de una película de bajo presupuesto) y los policías tomándome declaraciones: cómo me llamo, de dónde soy, dónde vivo, si estoy de visita, si vivo en la ciudad, si estoy hier gemeldet, si estoy asegurada, todo a la vez ¡un show! Llegamos al hospital y me bajan del ambulancia, me cambian de camilla como hacen en las series de doctores: cuentan uno, dos, tres y me levantan y me meten en una emergencia absolutamente vacía.

Raudos llegan los doctores a mí (uno guapo, uno feo, pero los dos antipáticos). Me hacen todas las preguntas que se les ocurren: si estaba embarazada, si podría estarlo, si estoy segura de lo que digo, si soy alérgica a algo, si tengo vacunas contra el tétanos. Me hacen tomografía, ecografía, rayos x, me inspeccionan la vegija, me curan, me inyectan, me parchan, me sedan, me calman el maldito dolor del impacto, me cortan los pellejos sobrantes, los enfermeros y doctores se cambian los guantes cada dos minutos y los tiran al basurero (¡!), y en la emergencia hay de TODO, excepto enfermos. (Esta experiencia me hizo recordar la vez que fui a una emergencia en un hospital limeño y estaba lleno de enfermos sentados que no alcanzaron camas y camas con enfermos y el doctor me dijo que hasta respirar ese aire era inseguro. Recuerdo que llegó un tipo drogado hasta las manos con la pobre madre tratando de que no se le muriera, él casi inconsciente, la madre llorando suplicante que le salven al hijo y el doctor aburrido de tantas situaciones iguales le tiraba cachetadas sin pena al “enfermo” mientras le preguntaba su nombre y la madre le decía “sálvemelo doctor, sálvemelo!”... el doctor le puso suero y lo dejo sentadito por ahí mientras me tocaba contemplar tanta miseria a mi alrededor). Aparece la Polizei e intenta tomarme de nuevo las declaraciones que no consiguió antes, a ver si ya me acuerdo de algo (sobretodo de la placa del auto, que nadie se preocupó de ver): pero yo no tengo ojos en la espalda, no vi nada y por lo tanto tampoco se nada. Me recupero lentamente del choque, y claro no piso la calle en una semana. Otra vez la relación: viaje-hospital-bicicleta.

Lo peor de todo no fue que quedé ligeramente averiada, sino que el accidente me costó todo el trabajo del mundo a mi sola: hacer un informe para la policía (en alemán), responder un cuestionario para la aseguradora (en alemán), hacer corregir los dos documentos, porque odio los errores gramaticales aunque no sea mi idioma materno, llevar la bicicleta averiada al taller y que me hagan un presupuesto para las reparaciones correspondientes (sabiendo de antemano que no me la iba a reparar nadie porque el causante del accidente decidió fugarse), y pagar yo misma por el presupuesto (sabiendo que ese gasto no me lo iba a devolver nadie), enviar mil cartas con las cuentas del hospital, y recibir e-Mails y llamadas telefónicas presionadoras para que haga lo mas rápido posible todo lo anterior. Cuando yo daba por terminado el trabajo que otro causó por chocarme, me responde la aseguradora que no es suficiente dar como razón del accidente Unvorsichtigkeit des PKW-Fahrers (¿?) y yo me pregunto ¿qué carajo debí decir? ¿que yo tuve la culpa?. Y eso tampoco contribuye a mejorar la opinión que tengo de esta gente, que se cree tan civilizada y perfecta. Pero como yo soy india y terca e incivilizada persistiré en mi razón y no la cambiaré.

Y para continuar con la tradición o vencer el maleficio (lo que suceda primero) me compré otra bici!!


Mi nueva bici! Superior!

Chauuuuuuu!


2 comentarios:

Rula Mama dijo...

Mariam!
Que paso con la segunda bici? Murio en el accidente y no la resucitaste o te la robaron tambien?
Que HDP el que te choco y se fugo!

Increible todo lo que pasaste, que horror!
Ahora si, por favor, comprate un casco!!!! Mi vieja se cayo de la bici andando aca en las vacaciones y se quebro dos costillas, por suerte tenia el casco puesto.
No quiero ser dramatica, pero hace 2 semanas la hermana de un amigo del Rulo iba en bici sin casco, choco y fallecio. Todavia estamos shockeados.

Viste que patetico que no importa cuan hecha mierda estes, lo importante es saber si tenes seguro medico? Los odio!!!!

besitos y anda con cuidado por favor!!

Mariam dijo...

Hola Vero!
Bueno, a la segunda bici el choque le dobló la llanta de tal modo que no esta más alineada (el informe del taller dice: das Hinterrad ist verzogen). Y bueno había que enderezar un poco la parte de atrás de la bici y cambiar toda la llanta, ademas de ponerle otro Dynamo y los focos que se reventaron y ajustarle los frenos, aparte de la canastita. Así que declararon mi bici como chatarra irrescatable, porque el presupuesto para componerla daba 98 euros. Entonces decidí comprarme otra.
Debido al accidente me compré el casquito, tuve mucha suerte... solo me quedaron un poco mal la muñeca derecha y la rodilla izquierda, pero poco a poco el dolor ha cedido y las heridas ya se curaron (espero que no me queden marcas en las rodillas).
La verdad me da mucho cargo de conciencia todos estos sentimientos que tengo con respecto a esta gente. No puedo respetarlos y no puedo quererlos en conjunto, aunque entre ellos hayan contadas personas a las que si quiero mucho y respeto.
Y felizmente si tengo seguro, y cuando digo que es privado, se quedan mas felices! Y lo peor de todo es que se juran la gran cosa, como digo tan civilizados y perfectos, pero la verdad es que son tan mortales como el resto del mundo: sólo les importa la plata! No hay diferencia!
Besos y gracias por tu preocupación!
Mariam